24 de marzo de 2012

Los goles de Messi

Pedro Mairal

Ni el argentino promedio con el desprecio siempre a flor de labios, ni el más furibundo negador de la evidencia, ni el más escéptico espectador de fútbol en el bar de la esquina, puede negar que en Messi hay algo prodigioso. En el video de sus 234 goles en el Barça, es interesante mirar no tanto al jugador genial sino a los arqueros. Algunos goles son fusilamientos, disparos de pelota que dejan arqueros amarillos, verdes, negros, celestes y blancos desparramados por el piso en todas las posiciones posibles; otros son disparos de magia rara que dejan a los arqueros de pie, con los brazos colgando, humillados por el sombrerito, la trayectoria aérea de la pelota picada, la parábola perfecta que –como dibujada con guiones por encima del largo de brazos en la máxima extensión del salto más allá de los guantes– termina en gol. Arqueros alcanzados por el rayo paralizante de la calidad. Porque uno ya los ve nerviosos cuando viene Messi por la derecha y empezando a cruzar hacia la izquierda, dejando jugadores desactivados por el camino, y a punto de patear por esa tangente que encuentra justo el hueco entre cinco piernas defensoras, como un túnel que solamente él puede ver, y es gol. Cuando se acerca, los arqueros se ponen en esa pose rara de agacharse, juntando un poco las rodillas, con los brazos abiertos, pose como de gallina enojada, de paralítico en pleno milagro de volver a caminar, y les da una zozobra ante el cataclismo que se viene, hacen como un repiqueteo, un principio de malambo para un lado, para el otro, ¿por allá?, ¿por acá?, gol. ¿Cómo fue? De caño. Gol de caño a los mejores arqueros del mundo que quedan como desnudos, manoseados, algo les pasó entre las piernas, un golazo global y vía satélite, un relámpago y a la vez un papelón en cámara lenta registrado para siempre en los anales del fútbol. Qué feo ser arquero contra Messi. Si estuviera hecho de palabras y sintaxis, ¿cómo sería un gol de Messi? Habría que empezar quizá con palabras extensas y certeras, los pases de otros jugadores, la velocidad normal, la táctica sintáctica del pase corto, buscando el fantasma del gol por la mitad de cancha, el gol que Messi ya vio y por eso empieza a correr como si fuera a llegar tarde al gol ya escrito, y ahí cuando la agarra se acelera el ritmo de la frase, habría que empezar con monosílabos, voces cortas, amagues, ser casi preverbal, medio autista, acá, allá, un, dos, chau, tres, bis, no, no, sí, gol. Algo así, aunque no se pueda. Mejor seguir viéndolo jugar con su facilidad implacable, desmaterializando arqueros.


Perfil, 23 de marzo de 2012


23 de marzo de 2012

Rayuela, de Cortázar

En este capítulo armamos nuestra propia versión de Rayuela y entrevistamos a Fabián Casas, a Sylvia Iparraguirre y Aníbal Jarkowski.

Impreso en Argentina II: Rayuela from Eternauta Dos Mil Uno.

11 de marzo de 2012

El subrayador

Pedro Mairal


En un bar de Belgrano, donde desayuno a veces, siempre encuentro los diarios subrayados en birome azul. Me intrigaba saber quién hacía eso porque son subrayados muy buenos, afilados, obsesivos, a veces mínimos. Voy a ese bar en busca de esos subrayados porque me ayudan a leer el diario con mejor humor y en menos tiempo. No leo tanto el diario, sino que leo lo que el otro señaló. Busco sus marcas en las páginas. Porque, a veces, no sólo interviene las notas sino también las fotos, y lo hace apenas con unas flechitas que le encontré un par de veces señalando una cara en particular entre varias; puede ser un periodista deportivo con una cara imposible o algún ministro de mirada oblicua, en segundo plano. Siempre es revelador. Y encuentra detalles hasta en las bases de promoción, con letra microscópica, donde una vez subrayó la frase “la utilización de técnicas de naturaleza robótica”.

Se ensaña con las noticias policiales. La expresión “darse a la fuga” lo lleva ya no al subrayado sino a circular esa frase entera en la que nunca antes me hubiera detenido. Es muy rara la expresión “darse a la fuga”, como si la fuga estuviera ahí y los delincuentes se dieran a ella, se entregan no a la policía sino a la fuga, a la carrera loca. También le gusta masa de hierros retorcidos, el infierno dantesco, el frondoso prontuario, el accionar policial, la actitud que podría haber acarreado trágicas consecuencias, el nutrido tiroteo, la cuantiosa cifra de dinero, el acaudalado industrial, el disparo mortal, el próspero comerciante, la salvaje agresión, la brutal golpiza, el repudiable atentado... Si aparecen dos veces en la misma página, le pone una mínima cola al redondel apuntando hacia la otra marca. Un artista.

Confieso que a veces le robo cosas para mis columnas. Una vez, marcó un gran titular que decía: “Plan ‘Más vida’ en La Matanza”; una frase que concentra en sí misma la larga historia de violencia nacional. A veces parece irritarlo la chabonización del periodismo, como un titular que decía: “Con una pantalla joya, el nuevo iPad salió a escena”. Por ahí le agrega un acento o una coma a los globos de los chistes. No hace las palabras cruzadas. Hasta que anularon el rubro 59 de los clasificados, se hacía un picnic con los avisos. Me acuerdo de algunos destacados: “Pelirroja bebo toda tu esencia. Madura alemana sin límites. El turco, ex Vélez, llamame”. Y en los saludos y agradecimientos, me señaló uno de los pocos que valía la pena. Entre los agradecimientos al Gauchito Gil y a San Expedito y los saludos de feliz cumpleaños, había un mensaje que decía: Gladys, nunca te quise.

A veces interviene la sección deportes. Le gusta marcar el “un”, cuando los periodistas dicen: con un River que jugó de fondo, un Boca irreconocible, un Racing que parece distraído. Y también: no encontró el gol, el gol se le niega, el anhelo de quebrar la valla. Frases así, que adornan las páginas. También es perceptivo con las sutilezas de los sociolectos: en Clarín señala palabras como chalé o nena, que un diario como La Nación casi no se permite y reemplaza por casa y niña. Todas estas marcas en birome azul son como una lección de advertencia frente a los eufemismos, las frases hechas, los lugares comunes, y una manera de señalar diamantes escondidos en el barro.

Me preguntaba quién lo hacía, quién alteraba el diario de esa manera en ese bar, hasta hoy a la mañana que por un madrugón de trámite hospitalario fui mucho más temprano de lo habitual y lo vi. Ahí estaba sentado, muy encorvado sobre el diario, con su birome azul en la mano. Es un señor de unos ochenta años. La parte de arriba de su columna vertebral está casi horizontal. Lo miré un rato: flaco y sumido, la campera doblada en la silla de enfrente, el estuche de sus anteojos a un costado, un pocillo ya vacío, el vasito de soda que cada tanto levantaba para tomar un trago mínimo. Por fin había descubierto al subrayador. Empecé a preguntarme qué decirle. Estaba muy concentrado, no lo quería interrumpir. Parecía Dios leyendo el diario, sin ningún interés por las tragedias humanas, señalando los detalles intrascendentes, los giros de la lengua, los bordes invisibles.

No le dije nada. Me pareció que lo iba a molestar, y además quizá le arruinaba esa especie de anonimato de su obra maestra de cada mañana. Me levanté y en la caja le pregunté al que parece el dueño o el encargado: ¿Viene mucho ese señor? –¿Aquel?, sí, todas las mañanas. Raya todo el diario, pero no molesta, me dijo. Pagué el café, pasé por al lado del cono de silencio del subrayador y salí a la calle.


Perfil, 10 de marzo de 2012


8 de marzo de 2012

Enero, de Sara Gallardo

Impreso en Argentina II: Enero from Eternauta Dos Mil Uno.

En este capítulo, para convertir a historieta la novela de Sara Gallardo, nos metemos con Juan en el campo.


Taller de poesía 2012

Dentro del poema

Taller de lectura de poesía

Coordinado por Pedro Mairal y Alejandro Crotto

A lo largo de 8 encuentros, analizaremos poemas de diferentes autores como Neruda, Viel Temperley, Watanabe, Fabián Casas y muchos otros. Intentaremos ver por qué funciona cada poema.

Todos los jueves de 19 a 20:30. Comienza el 15 de marzo, en Callao al 868 - Usina Creativa Callao.

Cupos limitados. Inscripción hasta el 14 de marzo.

Programa de cada reunión:

1 Fabián Casas, Sergio Raimondi, Daniel Durand, Ezequiel Zaidenwerg

2 Joaquín Giannuzzi, Ernesto Cardenal, Gonzalo Rojas

3 El haiku, Jack Kerouac, José Watanabe

4 César Mermet

5 Pablo Neruda

6 El soneto, el endecasílabo

7 Héctor Viel Temperley, Néstor Perlongher

8 Poemas sobre animales


Para más información y reservas: tallermairal@gmail.com