29 de mayo de 2008

Poetas argentinas, una antología posible


por Rodolfo Edwards
Compilado por Andi Nachón, este volumen reúne textos, de muy diversos estilos y poéticas, de autoras nacidas entre 1961 y 1980. La presencia rectora de Alejandra Pizarnik.

POETAS ARGENTINAS (1961-1980)
Selección y prólogo de Andi Nachón
Ediciones del Dock
310 PAGS.

El gran problema de las antologías sigue siendo su imposibilidad de impartir justicia, por algo alguien las llamó “antojolías”; no obstante, un trabajo de este tipo es una peligrosa arma cargada de futuro: con el avance de los años no podrá dejar de ser un dispositivo funcional a las redes burocráticas del canon, será un acorazado de papel, de mayor o menor calado, resistiendo los embates del olvido, en medio de miríadas de náufragos. En suma, una antología es no es otra cosa que una selección de piezas literarias siguiendo patrones y criterios a piacere del compilador, no exenta de responsabilidad histórica. Por si quedara alguna duda, Andi Nachón, responsable de la compilación Poetas argentinas (1961-1980), precisa en el prólogo: “Una aclaración: como lectora siempre he sentido que el compilado entraña un gusto amargo. Nunca es suficiente, jamás podrá ser total –qué quedó afuera, qué poemas faltan, cuánto más pudo presentarse aquí-".

Esta antología completa el arco que abrió Poetas argentinas (1940-1960), textos reunidos por la poeta Irene Gruss; ambas publicaciones toman como referencia el año de nacimiento de las autoras: de esta manera, se abarca una considerable franja temporal que arranca con las poetas que empezaron a publicar en la década del sesenta y se extiende hasta nuestros días, ya que se extraen trabajos provenientes de libros publicados en el reciente 2007. Revisando antologías de poesía argentina del siglo XX, la presencia femenina es escasa o casi nula. Por ejemplo en Los nuevos, selección de cuentistas y poetas publicada por el influyente Centro Editor de América Latina en 1968, entre los 16 poetas antologados, sólo aparecen Juana Bignozzi, Alejandra Pizarnik y Susana Thenon, representando al padrón femenino. Habría que esperar hasta la década del 80 para que la poesía escrita por mujeres adquiera visibilidad. A partir de allí las damas dejaron de ser convidadas de piedra y se incrementa la difusión de sus obras, llegando a tener en los años 90 plena incidencia en el campo cultural, ya sea a través de la organización de eventos y edición de revistas o por la fundación de editoriales independientes.

En el período trabajado por Nachón, se advierte este proceso no sólo por la prodigalidad de estilos y poéticas sino también por la soltura y naturalidad con que se ejerce el oficio. Una antología también se define por sus ausencias y, a la vista de la ajetreada actividad poética que protagonizaron los poetas (mujeres y varones) durante los años 90, hay nombres como los de Fernanda Laguna, Cecilia Pavón (participantes junto a Gabriela Bejerman de colectivos como Belleza y Felicidad), Romina Freschi, Karina Macció o Leonor Silvestri, todas poetas de alto perfil en los últimos diez años, que hubieran merecido un lugar en el libro, pero la antóloga privilegió en su elección obras menos divulgadas. El vitalismo y la fibrosa enjundia que mostraron las mujeres en sus apariciones públicas en librerías, centros culturales, bares y discotecas, en transgresoras perfomances, en encendidas mesas redondas, en impactantes intervenciones ensayísticas, no se refleja en los textos, salvo contadísimas excepciones. Un tono fuertemente deceptivo recorre muchos de los textos, a tono con un mainstream de la poesía argentina, como si la omnipresente presencia rectora de Alejandra Pizarnik siguiese guiando la pluma de las jóvenes poetas.

Otro rasgo que se repite en los textos es la apelación a metáforas de origen vegetal para simbolizar intimismos solipsistas, a veces sufrientes in extremis: “apasionadamente corto el pasto/ahora/y no es mi culpa/hipéricos arrancados de cuajo/me perdonan/la cuchilla/harta de morder piedras ocultas/me perdona”, dice Eliana Navarro en el poema “Insensata”; “Las flores de cereza de los árboles/sobre las calles lentas/develan algún secreto de los vecinos” (Laura Forchetti); “Bullicio, jolgorio/damascos que se pavonean/olorosas margaritas, eucaliptos descarados” (Mercedes Araujo). Es dable destacar también la ausencia casi total de lenguaje coloquial o modismos de época; la mayoría de los poemas seleccionados apelan a un vocabulario neutro, contenido, contrastando con el machismo exteriorista y la afectada ironía que abundó en la poesía de los hombres del 90.

Cuestiones sociales aparecen de soslayo, salvo en la rotunda poesía de María Medrano (“te despiertan a las 2/te duchás/te vestís/te maquillás/esperás/te buscan a las 4/te requisan/te bajan a judiciales/sacan fichas dactilares”) o en la feliz amalgama conceptual de los poemas de Claudia Masin (“Todo lo que perdemos suma una cifra/única, la nuestra. Si perdieras algo tuyo,/algo que no estaba destinado a perderse, tu cifra sería inexacta para siempre”) A veces un verso certero, queda reverberando en la memoria de los lectores y por razones de diversa índole, epocales o no, se transforma en epítome envasado en un frasquito de azafrán. ¿Qué amante de la poesía no recuerda la línea “esa mujer se parecía a la palabra nunca” de Juan Gelman? En Poetas argentinas (1961-1980) hay un poema de la porteña Clara Muschietti que en un momento dice: “éste no es el tiempo de las grandes ligas” y en el contexto adquiere un ímpetu definitorio; la crisis axiológica surgida a partir de los años 90, que continúa su derrotero ya bien entrado el nuevo siglo, parece encontrar en ese verso una adecuada etiqueta. A falta de épica, sólo queda el repliegue, habrá que guardarse hasta la próxima vez. Son tiempos “post-post”, es hora de asumirlo. Se agradece la inclusión en el libro de abundante información bibliográfica que ubica debidamente al lector en tiempos y espacios.
(publicado en la revista Ñ, 24 de mayo de 2008)

27 de mayo de 2008

23 de mayo de 2008

Herencia China

por Eugenia Segura



budismo occidental

El secreto de la quietud consiste
en mirar una montaña
y desearla intensamente,
durante años,
hasta que venga hacia vos,
te desconcentre
porque la habías olvidado y ya estabas
deseando otra cosa.



materia

ha de ser una ley: ningún ser puede treparse a sí mismo. enuncio la disolución del agua en el agua al final de la cascada, dedos que arañan el muro transparente de tal desasosiego. mirar hasta extraviarse en el intento, una con la tortura constante de subir una materia idéntica siempre en estallido. no tienen paz las aguas.



la nieve

árboles, arbustos
hilados a las nubes por la escarcha

intervalo de sangre en la ruta:
cuatro perros blancos comen
el cadáver de un caballo blanco.

para entender la muerte sus cachorros
miran las ruedas huelen
nuestro rastro
para entender la vida la velocidad el intervalo
en la perra ruta nos resumen:
dos muescas en el barro.


***



sentada en la piedra imagino
el peso del agua
horadando el arroyo hasta dejar
un hueco exacto, a la medida
de mi cuerpo nuevo

van a pasar años, pensé,
hasta que parezca
veloz y peligroso como el otro.
un día dará espuma, es mi primer
proyecto a largo plazo y me estremezco
porque sé de lo que hablo:
hundirme
en esa masa de hielo líquido y nervioso
que duele lo que un disparo y deja
el cuerpo anestesiado, prescindible
de todo menos de la fuerza
que el agua trae consigo y que presiona

cuando soy
idéntica al palito, a la hojarasca
que pasa, de la misma
materia que me lleva, voy
hacia la orilla, dejo
que el sol me sobreviva.


***


Eugenia Segura nació en Mendoza, en 1978. Integra la Antología de poetas argentinas (1961-1980) publicada en 2007 por Ediciones del Dock. En 2005 publicó "La traición de Sarah Kay". "Herencia China" es su libro de próxima aparición.

20 de mayo de 2008

Jam - Miércoles 21

En el Podestá vamos a estar con la Schweblin improvisando textos en vivo. Hay tragos, música, etc. Es en Armenia 1740, a las 22 hs. La entrada es gratarola.


19 de mayo de 2008

Perro perro perro

Daniel Riera, el hombre que hizo Buenos Aires - Tijuana en bondi (de verdad), cuenta cómo conoció a su perro, en uno de esos textos notables donde el amor es la fuerza misma de la prosa.

18 de mayo de 2008

Putas llorando

Acá va un cuento del amigo guatemalteco Eduardo Halfon, sobre una primera vez. La foto es de Daniel Mordzinski.




Putas llorando


Eduardo Halfon

Yo estaba enamorado de Nastassja Kinski. Un amigo la tenía desplegada sobre su cama, semidesnuda y abrazando horizontalmente a una enorme pitón. Recuerdo pensar que había algo de inútil en su pose, algo de ambiguo entre morir en las fauces de la serpiente y al mismo tiempo ser penetrada en un tenebroso e inefable acto sexual. Nastassja Kinski. Yo estaba enamorado hasta de su nombre y, sentado en la orilla de la cama de mi amigo mientras la miraba hacia arriba en todo su erótico esplendor, lo solía pronunciar con mi mejor y más claro acento alemán, despacio, quedito, alargando las sílabas hasta que perdiesen todo significado, como un derviche canta sus plegarias, supongo. Casi toda mi adolescencia estuve perdidamente enamorado de Nastassja Kinski hasta que conocí a Dulcinea y aprendí que el amor no existe.
El prostíbulo se llamaba (quizás se llama, no estoy seguro si aún existe pero me gustaría creer que ya no) El Puente, o por lo menos así le decían, ya que estaba ubicado justo debajo de un puente cerca del Estadio Mateo Flores [SIGUE ACÁ]

15 de mayo de 2008

Cuatro minitas y media

por Adriana Battu

Se me apareció medio borracho un jueves a las dos de la mañana. Primero mensajito: Estás?, le dije sí, al rato timbre, y entró. Busqué cerveza en la cocina y me apretó contra la mesada. Lo de siempre, pero esta vez lo noté como muy emotivo, mirándome a los ojos. ¿Qué te pasa?, le dije. No decía nada. Insistí un poco y me empezó a decir, al borde de las lágrimas, que había cuatro minas con las que él podía estar esa noche, pero que me elegía a mí, que se daba cuenta de que quería estar conmigo. “Cuatro minas y media, porque hay una que no es cien por cien seguro”.

Son raros los hombres, creen que esas cosas te halagan. Se me transformó la cara. Me parece que sos el amor de mi vida, tiró. ¿Alguna vez alguien escuchó una frase más torpe que esa? "Me parece que sos el amor de mi vida". Sabés qué, le dije, te ahorro el esfuerzo de selección. No quiero ser un gran sacrificio para vos. Que te atienda alguna de tus cuatro y media. Además el día que te encuentres con el amor de tu vida no te va a “parecer que”, vas a estar seguro. Le abrí la puerta y se fue...

Quisera decir que esto es cierto pero no. La verdad es que, en el momento, no atiné a contestarle nada. Me hice la acaramelada y después de un polvo (medio polvo en realidad porque tuvimos un problema, Huston) lo dejé ir y no lo volví a ver. Así fueron las cosas. Lo bueno del blog es que da revancha.

14 de mayo de 2008

Una visita al pediatra


por Fabián Casas

(Sobre la Las aventuras de Barbaverde, la última novela de César Aira)
¿Se zarpó César Aira? Ya leímos en sus libros a indios que hablaban como eruditos universitarios, niñas proletarias que jugueteaban con fantasmas okupas y sectas de gimnastas dispuestos a disputarse el barrio de Flores palmo a palmo. Ahora le toca el turno al cómic como motor de inspiración... [SIGUE ACÁ]

13 de mayo de 2008

El viaje

La imagen está grabada con una camarita de fotos; la voz y la guitarra con un mp3. Suena muy casero. No tiene letra, es más una melodía improvisada que una canción... Pero, bueno, basta de atajarse. Es lo que hay. Dura 2 mintuos 17 segundos.

6 de mayo de 2008

La aparición

por miguel u

Este febrero en Gualeguaychú bajé a mear en una estación de servicio. Había tres tipos fumando afuera contra la pared del lado de los baños. Creo que dos eran empleados y el otro era mecánico o algo así. Hablaban casi a oscuras. Cuando salí y me estaba subiendo al auto, se oyeron unas voces femeninas, un ruido de taquitos y apareció una gurisa de la comparsa, desnuda, toda plateada, en microtanga, como una extraterrestre con espaldar de plumas. Venía con la madre, petiza, de pelo corto, con un celular en la mano. Buenas noches, dijo. Los tipos contestaron: Buenas noches. No podían ni fumar. Yo no pude arrancar. La madre le sostuvo el espaldar, la chica se escabulló por abajo y se metió en el baño apurada. Se hizo silencio total mientras esperaban. Después uno de los tipos dijo: Ha de ser pesado el coso ese. Sí -dijo la madre sosteniendo esas especies de alas enormes- le saca ampolla. La chica salió, se puso el espaldar y las dos se alejaron al trotecito.

3 de mayo de 2008

MovePoesía



Curaduría: Camila do Valle – Fotografías: Timo Berger
Jóvenes, móviles e interconectados: los protagonistas de la actual poesía latinoamericana recorren el subcontinente y, por extensión, Alemania. Timo Berger, partícipe y organizador de festivales de poesía latinoamericana acá y allá, acompaña con su cámara las peripecias de los traficantes de metáforas. Retratos, registros de recitales, momentos de viajes de los vates, forman un tourbook, un potencial libro de viajes y lecturas atravesado por la pasión poética y el sueño vertido a verso de la unión transcontinental de todos los pueblos. Poesía que derrumba fronteras históricas.

Inauguración: jueves 8 de mayo, a las 19 hs.
Galería de la Fundación Centro de Estudos Brasileiros.

Los jueves 15, 22 y 29 de mayo a las 19 hs. los poetas retratados leerán sus textos en las Quintas Literárias.
Auditorio de la Fundación Centro de Estudos Brasileiros.


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