–¿Entienden al ocio como algo bueno o malo? ¿Y cómo lo ven en el caso del protagonista?
Fabián Casas: –La edición alemana del libro me llamó la atención porque el título es Elogio de la pereza. No se llama Ocio. Y yo lo veo como algo productivo, como dice Heidegger: uno en el estado de aburrimiento siente por primera vez el ser. Así que yo lo entiendo de esa manera. Me parece que es como una sensación productiva: aunque siempre estamos dentro de las líneas del mercado, es salirse un poco y bajarse de esa alienación. Es un momento irrepetible en la vida de una persona: uno está en su casa, escuchando los discos que le gustan, masturbándose, no sabiendo qué hacer con su vida pero, a su vez, también con un montón de cosas que se pueden ver en el horizonte y que pueden llegar a pasar. Para mí, ese tipo de ocio es un momento super interesante.
Fabián Casas: –La edición alemana del libro me llamó la atención porque el título es Elogio de la pereza. No se llama Ocio. Y yo lo veo como algo productivo, como dice Heidegger: uno en el estado de aburrimiento siente por primera vez el ser. Así que yo lo entiendo de esa manera. Me parece que es como una sensación productiva: aunque siempre estamos dentro de las líneas del mercado, es salirse un poco y bajarse de esa alienación. Es un momento irrepetible en la vida de una persona: uno está en su casa, escuchando los discos que le gustan, masturbándose, no sabiendo qué hacer con su vida pero, a su vez, también con un montón de cosas que se pueden ver en el horizonte y que pueden llegar a pasar. Para mí, ese tipo de ocio es un momento super interesante.