26 de mayo de 2011

Epifanía del perro

.
César Mermet



Repentino, veloz y sucesivo
terrestre colibrí, cuadrúpedo versátil,
con el vidente hocico el perro
persigue abecedarios dislocados en árboles y muros,
restituye en lecturas instantáneas
un fragmentario texto, evanescentes testimonios
de ausentes persistentes,
descifrando en el aire un palimpsesto,
la pululante estela, la saga tumultuosa
en volvedor olvido,
del numeroso clan que el mundo orina
delectación, saludo, reencuentro a pata alzada
y siembra de aquí estuve,
en numinosos sitios convocantes.

Remonta el perro difusos parentescos,
el linaje, la crónica, el ácido mensaje
de olores solidarios y entusiastas.
Tenaz, certero, el perro sigue
contradictorios rumbos, inspiraciones diagonales;
pero actuando conjura el habitado tiempo,
teje y reintegra una coral figura,
leva un urgente censo
de espectros fraternales que invoca remedando,
y puntualiza, suma, funda especie,
el júbilo en la especie,
y él es la especie rescatada,
toda la tribu, la memoria entera;
y en temblorosa epifanía,
él es total, el uno en muchos
y todos los transitivos en el uno.

Ahora el perro, sentado, se relame.
Altiva la cabeza, rotunda, convencida, iluminada;
magnánima, la sabia lengua pende, rezumando,
y su mirada abarca nada y todo
cielo y perro.
Entronizado el perro en perro,
jadea en plenitud, reposa, lacrimoso,
en la certeza estólida de ser la olida suma,
miríada de olfatos, moviendo las orejas.
Transeúntes, peregrinos,
efímeros, constantes, devocionales perros
en la tarea solemne de dejar anales, memorables zócalos,
patéticas señales, humedades,
en herrumbres, ladrillos y maderas.
Constelación de perros, todos en él, actuales,
todos los obsedidos corredores, presos
en laberintos del olor del aire;
de tensa cola a índigo hociqueo
dorsal flecha lanzada a la pregunta interminable
de ser o de no ser perro en los perros;
apaciguado finalmente, confirmado
en el espejo beato de su olfato crédulo.

He aquí el can ejemplar
que cree que existe por sus semejantes;
por quienes fueron, no fueron, fueron también
confusa dispersión, ávida pista, vehemente inquisición,
hallazgo y gloria;
con húmeda nariz ambulatoria,
a ijares quejumbrosos, trotaron indagando
su secreto nombre en el público olor de los sumandos;
husmeando, de piedra en árbol,
de columna en umbral y de yuyal en derrumbada rueda,
perseveraron, encontraron, fueron
la cierta, la instituida
revelación del cabal perro,
el impetrado en aspersiones, uno
que se conoce perro entre los perros.


10 de junio de 1975