Pedro Mairal
(Texto basado en la desgrabación -hecha por Malba Literatura, con algunos agregados y correcciones- de lo dicho en las Jornadas de literatura, crítica y periodismo, en Malba, marzo de 2007, específicamente en la mesa redonda -junto a Mariana Enríquez, Guillermo Piro y Gustavo Nielsen-, coordinada por Maximiliano Tomas, “Hipermedia. De los suplementos al blog”.)
Temperatura
Entre los aspectos que me interesan de los blogs, quizá el primero es que me parece un medio caliente y cambiante. Uno se mete en un blog y espera que haya cambiado; o siente la desilusión de meterse en un blog y descubrir que está abandonado hace un año. Se suele hablar de la televisión como un medio caliente a diferencia del cine que es un medio frío. Caliente en el sentido que se actualiza y habla de la actualidad y está todo el tiempo cambiando, en diálogo constante con el presente. En este sentido los blogs me parece que son un medio caliente, por donde pasan hoy las discusiones más interesantes, a diferencia de los suplementos donde las discusiones a lo mejor llegan tarde, frías; o incluso los libros donde hay discusiones, que también llegan un poco tarde. En los blogs hay una demanda de dinamismo por parte de los lectores. Por eso cuando dicen que el blog es una especie de diario personal me parece equivocado, porque en el diario personal nadie te exige que escribas, justamente por eso es personal; esto es un diario público, en todo caso.
Esa demanda también es propia porque uno se dice “hace mucho que no posteo, tengo que poner algo nuevo”. Es interesante la devolución inmediata que hay de los textos. Eso de publicar un poema y ser insultado inmediatamente. O que a alguien le guste. Uno puede escribir un poema y quizás ese poema tarda cinco años en llegar a un libro y después de ese libro se publican quinientos ejemplares de los cuales se leen treinta o cien y quizás uno nunca recibe una devolución de ese poema. En cambio si uno lo cuelga en un blog enseguida puede recibir una devolución.
Exhibicionismo
Entre los aspectos que me interesan de los blogs, quizá el primero es que me parece un medio caliente y cambiante. Uno se mete en un blog y espera que haya cambiado; o siente la desilusión de meterse en un blog y descubrir que está abandonado hace un año. Se suele hablar de la televisión como un medio caliente a diferencia del cine que es un medio frío. Caliente en el sentido que se actualiza y habla de la actualidad y está todo el tiempo cambiando, en diálogo constante con el presente. En este sentido los blogs me parece que son un medio caliente, por donde pasan hoy las discusiones más interesantes, a diferencia de los suplementos donde las discusiones a lo mejor llegan tarde, frías; o incluso los libros donde hay discusiones, que también llegan un poco tarde. En los blogs hay una demanda de dinamismo por parte de los lectores. Por eso cuando dicen que el blog es una especie de diario personal me parece equivocado, porque en el diario personal nadie te exige que escribas, justamente por eso es personal; esto es un diario público, en todo caso.
Esa demanda también es propia porque uno se dice “hace mucho que no posteo, tengo que poner algo nuevo”. Es interesante la devolución inmediata que hay de los textos. Eso de publicar un poema y ser insultado inmediatamente. O que a alguien le guste. Uno puede escribir un poema y quizás ese poema tarda cinco años en llegar a un libro y después de ese libro se publican quinientos ejemplares de los cuales se leen treinta o cien y quizás uno nunca recibe una devolución de ese poema. En cambio si uno lo cuelga en un blog enseguida puede recibir una devolución.
Exhibicionismo
Después por supuesto hay un exhibicionismo en esta escritura on line. El colmo de eso sería un escritor que anunciara “tal fecha, tal día voy a escribir un cuento on line. Cada oración la voy a ir posteando, voy a ir actualizando el post como si fuera una especie de escritura transparente, donde sea vean las correcciones, etc.”. Una idea insoportable además; darían ganas de matar al autor. La idea del work in progress genera cierto exhibicionismo. Lo que me parece que también provoca la escritura en un blog es que uno empieza a pensar que no tiene sentido escribir en un documento Word. Un poco como cuando a Madonna la filmaban todo el día para hacer la película A la cama con Madonna. Warren Beatty, que estaba con ella en ese tiempo, dijo “Ella no habla fuera de cámara porque qué sentido tendría si no la están filmando”. La sensación que a veces uno tiene es que al escribir en Word, o algún otro procesador de textos, queda medio muerto el texto, queda latente o dormido. En cambio en el blog uno escribe y consigue los lectores inmediatamente. Dicen que la vida se escribe en borrador y pareciera que el blog es el borrador de la vida. Todo es borrador en el blog, nada es definitivo.
Literatura con minúscula
También me interesa el blog porque es como una rama bastarda de la literatura. Como un medio bastante desprestigiado. De hecho en EE.UU. hay unas remeras que dicen “A nadie le interesa tu blog”. Todo el mundo tiene blog, ya la gente nace con blog, es gratis (acá Nielsen y Piro dicen que la gente nace con el blog bajo el brazo). Y esa especie de gratuidad, además, baja un poco la exigencia de lo literario en su peor sentido, el querer hacer literatura con mayúsculas; hay un relajamiento de esa pretensión literaria.
Tengo un amigo que tenía un blog, y cuando se iba de viaje me daba su clave porque tenía miedo de morirse en el avión y no quería que su blog muriera y quedara congelado en un post estúpido. Justamente ahí tuve la idea de que los blogs tenían que estar moviéndose, él tenía miedo de que el suyo quedara quieto, como muerto. Ahora lo sacó, pero era un blog donde contaba que él trabajaba en un restaurant en Chicago y se iba afuera con otros empleados que trabajaban ahí a fumar un cigarrillo en esos lugares horribles de Estados Unidos, esos parking lots con nieve sucia; había una chica pelirroja a la que le pegaba el sol y, mientras fumaban y tiraban vapor por la boca, él decía que la chica era como una bruja de fuego (estaba bastante solo mi amigo). Pero lo que digo es que estaba contado muy naturalmente. Yo le decía “tenés que hacer una novela con esto” y fue un grave error: a los seis meses me mandó un documento Word que era ilegible, imposible de leer. Cuando decía cosas así como la del pelo, en vez de decirlo naturalmente había puesto “la luz cansina, oblicuamente pegaba sobre su cabellera”. Quiso hacer literatura. Y justamente creo que ese relajamiento en los blogs está provocando una escritura muy viva, sin pasar por el filtro de lo prestigioso que en general momifica todo.
Hay un blog que se llama The Charlotte Papers (Uncensored). Es casi como una novela; está contado por una chica que fue a un colegio en zona norte y habla de sus sucesivos novios, de su padre enfermo, de su madre alcohólica recuperada. Hay personajes reconocibles que están transitando un cambio -como sucede en las novelas- pero es como una novela abierta, todavía sin final, que se sigue escribiendo y que no se sabe hacia dónde va. Pero no pretende ser una Novela con mayúscula. A mí me parece justamente que esa falta de pretensión literaria salva muchos textos que se escriben en los blogs.
Supongo que esto pasó siempre. Petrarca quería trascender a través de sus libros escritos en latín y nunca pensó que iba a trascender con esos sonetos escritos en lengua vulgar, que era el italiano de la época. Echeverría pensó que su gran obra era La Cautiva (ese plomazo romántico) y su texto más conocido, más potente, más vivo, es El matadero, ese cuento que él nunca publicó. Es como si lo hubiera escrito –voy a exagerar- en un blog, aparte.
Las fugas y los puentes
Los blogs brindan un espacio de fuga, permiten una disolución o atomización del “yo”, la posibilidad de escribir con pseudónimos, de travestirse. Yo escribo con varios pseudónimos, con nombre de mujer: eso me libera mucho, me libera de la información de solapa, esos datos personales que te persiguen, “sos eso, naciste en tal lugar, tenés tal nombre, tal sexo”. Esto también lo permite una novela, pero es gracioso escribir como mujer y recibir comentarios dirigidos a esa mujer (a esa voz de mujer) que uno inventó. Se liberan así (como dice Chico Buarque) “las mujeres que viven dentro de uno”.
El blog también funciona como puente de comunicación. El año pasado hicimos la experiencia de desafiar al fútbol a escritores y blogueros cordobeses, y fuimos hasta Córdoba a jugar, perdimos (estaba Maxi). Y a la noche hicimos con ellos una lectura de poesía y narrativa en un centro cultural. Después ellos vinieron para Buenos Aires y les ganamos por más de un gol (yo jugué cinco minutos nomás). Y también hicimos una lectura. Los blogs sirvieron para conocernos, para publicitar los eventos, para publicar textos de unos y otros, para difundir textos de editoriales independientes, para sugerir nuevas lecturas. Me parece que el blog es como un puente de comunicación entre gente que está lejos; genera una red de circulación de textos totalmente distinta a la provocada por las grandes editoriales.
(Es un puente que salta por encima de editoriales y editores, y por encima del poder de los medios. Se suele decir que con el blog todo el mundo puede ser autor. Pero eso implica que todo el mundo es también editor, porque entonces es uno el que tiene que hacer el trabajo de leer muchas cosas irrelevantes y desabridas para encontrar lo que sí le interesa.)
En marzo, en un congreso de escritores latinoamericanos en EE.UU, me sorprendió que fueran más los estudiantes que habían leído mi blog que los que habían leído mis libros. Algo bastante obvio que, además de otros factores, obedece a la disponibilidad de los textos (no estoy publicado allá y había un ejemplar de cada uno de mis libros en la biblioteca). Pero darme cuenta de que habían leído muchas cosas de mi blog me sorprendió, por todo esto que estoy diciendo del blog como un lugar lateral, etc. Uno escribe despreocupado en un blog y después resulta que ese texto puede ser estudiado en universidades americanas. Al lo que iba es que se generó este fenómeno de los puentes entre los escritores latinoamericanos. En general los escritores decían “mi libro está publicado en Polonia pero yo soy peruano y no estoy publicado en Argentina”. Después descubrimos que muchos teníamos blogs y que podíamos leernos sin necesidad de estar publicados en toda Latinoamérica. El blog entonces permite todas estas conexiones que saltan por encima de la incomunicación que provocan las políticas de las grandes editoriales digitadas desde España.
La tercera dimensión
Los blogs agregan una especie de tercera dimensión en la escritura con el uso de los vínculos o links. En alguna época, por ejemplo, Dickens escribía describiendo todo. Todavía no existía la fotografía, no se había popularizado la disponibilidad y circulación de imágenes, y el autor tenía que describir un edificio y los ladrillos con detalles. Después dejó de ser necesario todo ese tipo de descripción porque la gente ya había visto más cosas. La novela era una manera de viajar, supongo. La gente no viajaba y necesitaba descripciones. Ahora uno puede escribir directamente en un blog “conocí una chica que tenía el pelo así”, la palabra “así” es un vínculo que va a una foto de una chica que tiene de determinada manera el pelo. Eso no sé qué va a producir en la escritura, no sé si es bueno o malo, pero provoca una sensación extraña. La idea de la nota al pie, un poco abismal, porque uno clickea a la página con la imagen de la chica y quizás nos interesa un link que está en esa página -erótica supuestamente- y terminamos abandonando el primer texto, entregados al placer de la digresión.
Así como en el cuento de Walsh, Nota al pie, donde la nota al pie se come al cuento y termina siendo el cuento principal, de la misma manera los hipervínculos, con sus desvíos, muchas veces se terminan comiendo al texto.
La ansiedad
Me pregunto qué provoca en la escritura esta ansiedad de los links. Porque la máquina de escribir que se usaba antes, ahora se volvió una máquina donde uno tiene el correo, y videos, películas, música, la enciclopedia, toda la distracción está en nuestra página en blanco. Me pregunto qué provoca eso. ¿Qué hubiera escrito Proust de haber tenido banda ancha? Pareciera ser que el blog, con su escritura linkeada en tercera dimensión, logra asimilar la dispersión, el zapping textual, la distracción arborescente de los textos on line; esa ansiedad que provoca pensar que hay algo mejor en la página de al lado. El blog es quizá la manera que tiene la escritura de entregarse y de sobrevivir a la ansiedad de estos tiempos.