Desde su envoltorio de regalo
un tigrecito ríe anaranjado
la alegría de su hermosa Asia en mi sonrisa
por la exactitud de la sed cumplida.
Un elefante y sus parábolas
de Ramakrishna para que me duerma,
las estrellas de este cielo sobre la terraza
en Caballito cumplen,
dignifican.
Una caja muda de recuerdos socialistas,
la diadema de Estambul,
una correntina hermosa y sus criollitas de oro
titilando como un aviso irresistible en sus orejas,
permuto el amor de un niño por el de un maquinista.
Quedé sentado en la locomotora
con un Guaymallén como único consuelo
y los ojos por primera vez desencantados.
Entonces Grishka y su oso
el libro de preguntas y respuestas para niños curiosos,
y una foto suelta:
dos hombres tranquilos
acodados en el estaño de una ferretería
perdida en un pueblo de provincia.
Mel Ferrer y yo, y el anzuelo del enojo
el amor de Lili a sus pequeñas guillerminas,
el aviador sobre la arena, claro
la rosa azul, siempre.
Todo el inventario
de lo concedido en mi niñez
un súper modulard de innumerables cajoncitos
de donde salen todos los materiales
con que está hecho el universo.
Todo el inventario de lo concedido.
¿Qué más puede pedir
un hombre alto
con un perro negro?
* * *
Le preguntamos a Julián López qué nos podía contar de este poema, quién era la correntina, qué pasó, por qué el desencanto... Nos contestó esto:
Una manera en que puedo pensar este poema, la poesía por caso, es describir la distancia entre lo íntimo y la relación con el afuera. Eso, inevitablemente, se llama decepción y no tiene nada de lo pulenta que tiene la idea mentirosa y rendidora del loser.
Siempre me impactó la materialidad que resulta de las experiencias más inmateriales de la infancia, la sorpresa por una percepción empática que se da de patadas con la mirada sobre lo real.
The song of love is a sad song Hi Lili, hi Lili hi lo, the song of love is a song of woe, don’t ask me how I know…
Entre otras, el poema cuenta la relación con Elsa, una correntina hermosa que trabajaba en casa cuando yo era muy chico, Sos mi locura, el amor de mi vida… todavía la escucho y releo en la postal que me mandó desde Santo Tomé, un verano cuando fue a visitar a su familia. Alrededor de mis 6 o 7 años anunció a mis padres que dejaba de trabajar y se iba porque se casaba con un ferroviario. Supongo que movida por la culpa de saber el peligro de una relación a dos puntas la correntina pidió permiso para llevarme a la estación Chacarita a conocer al sujeto. Todo mal: el chabón encima tenía bigotes. Recuerdo que me subieron a la locomotora, que ella me distrajo con un alfajor y que hablaba con el bigotudo de un modo que, de haberme preguntado, hubiera desaconsejado pertinentemente.
También recuerdo que por primera vez entendí algo que nunca me interesó entender.
3 comentarios:
Te quiero Juli!!!.
Todo esto es hermoso.
Besote.
lindo texto. es increible las palabras que usan (usamos) los escritores para hgablar de sus textos. jajaja. me rio de mi mismo tambien. saludos.
En vez de andar publicando en los blogs de otros, a ver si te ocupás un poquito del nuestro!
Hermoso poema. Hermosa historia. Te quiero.
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