25 de noviembre de 2008

Un año entero

"Juro que esto no pretende ser una crónica ni un balance, pero un par de días después de haber pisado Retiro, cuando cumplíamos tres años de noviazgo, me separé. Sólo el prodigio de la separación puede conseguir, sin fallar a la gramática ni a la sintaxis, empezar una oración en plural y terminarla en singular".

Federico Levín hace esta anti-crónica en Moscas

3 comentarios:

ote dijo...

Será porque justo hoy corté con mi novia, después de casi ocho años de relación, que este post me viene al pelo. Las separaciones, como las muertes y los exilios, conspiran siempre a favor de la literatura. En una de esas, quién sabe, empiezo a escribir bien.

María dijo...

Es que sólo con lo triste se crece, nos diferenciamos en nuestras maneras de sufrir, ahí están nuestras verdaderas identidades. La risa es lo más lindo que hay, pero todos nos reímos más o menos igual.

asi que bueno... dijo...

esto es una joyita!