por Miguel U.
Adriana Battu y Mairal ya se volvieron y soy el único del staff de este blog que quedó en Wisconsin. Me paso casi todo el día sin hablar. Sólo digo "concha de la lora" cuando la alfombra me hace dar estática. La gente acá no hace contacto visual. Estoy como metido en escenas descartadas de la película Fargo. Pido una hamburguesa y me preguntan de cuántas libras (de peso) la quiero, me preguntan mi nombre y al rato me llaman por altoparlante: "Migüel, Migüel, your food is ready". Ayer hubo dos horas de sol y los estudiantes salieron en remera, estaban azules de frío pero llenaron la calle principal como si fuese verano.
En la tele no enganchás ni media teta ni un culo de casualidad. Y eso que desde la adolescencia desarrollé un instinto muy fuerte para encontrar sexo en pocos segundos con el control remoto. Pero nada. No hay minas sexys en la tele. No hay secretarias de Sofovich, ni vedetrolas promocionando Carlos Paz, ni culos bailanteros en sábados tropicales. Esto es más triste que la tevé argenta anterior a Función Privada. Hay un hipercontrol que asusta.
Incluso cuando en MTV un cantante dice "fuck", no solo le bipean el sonido sino que le digitalizan la boca. ¿Será para que no etiendan los sordos lectores de labios? Y a eso de la una de la mañana, un canal pasa diapos con las caras de los delincuentes buscados y su curriculum de choreo. Ej: "John Smith, visto por última vez con un joggin gris y una gorra verde, asaltó un banco en Madison con un cuchillo de combate". Esos micro relatos ilustrados mayormente con caripelas hispanas y afro me arrullan hasta que me duermo. Mañana, de desayuno: bacon, waffles y french toast. Estoy engordando.
4 comentarios:
"En la tele no enganchás ni media teta ni un culo de casualidad. Y eso que desde la adolescencia desarrollé un instinto muy fuerte para encontrar sexo en pocos segundos con el control remoto."
Decime que nunca miraste a la pitufita flaquísima de Utilísima que hacía gimnacia con una matraca (bah, no sé cómo se llama, una cosa de cotillón con pelotitas adentro) en la mano y una flor en la cabeza. Otra buena de Utilísima era "Alé Alé".
(gimnasia y pitufina)
Todavía no hay una tradición, una etiqueta confirmada por generaciones, un savoir fair, para comentar esta urticaria que le brotó a la cultura.
Yo tenía una compañera de bellas artes que usaba zapatos de varón, no tenía madre, y cada tanto decía : “¿qué suele hacer la gente en situaciones como esta?”
Yo quiero saber qué tengo que hace cuando leo un post y me gusta mucho. Decirlo así nomás? No decir nada y gozar en silencio? Tratar de que guste recíprocamente mi comentario? Intentar conocer al autor para desilusionarme y seguir zigzagueando?
La vida tiene grumos de intensidad. El momento en que Rodrigo se da cuenta que dice la concha de la lora y dice que lo dice y me encuentro en su lugar dándome cuenta que somos él, eso es un grumo. Y quedo agradecido pero inquieto por que no sé qué hacer con este deseo de vivir un tanto excesivo.
y te dejo mi trampera:
www.exigentes.blogspot.com
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