por Washington Cucurto
Junto a la casa de mi hermano Cacho, en Quilmes
-¡qué casa tan fea llena de chapas oxidadas!-
cuánto barro y perros se amontonan a su alrededor
dos paredes ennegrecidas por la lluvia y un montón de
chapas, fierros y ladrillos rotos.
Cachito tiene dos hijas, una rubia y otra negra.
Ahí está parado con un sábalo en la mano
que acaba de comprar en la Feria.
-¡Pilito vamos a comernos este sábalo a la parrilla!
Qué lejos está de mí Cachito, es como si hubiera vuelto a la infancia
y yo me hubiera quedado parado enfrente de su casa…
Mi hermano Cacho, vendedor en campitos de fútbol, mercados de verduras
y estaciones de micros… acá lo estoy mirando tal vez por última
vez, después de una nueva inundación, es como si el aire de los olmos
le hubiera soplado el pelo y lo hubiera levantado de su casa,
como a sus chapas.
Mi hermano Cacho volando por todos los rancheríos de Quilmes
como un Abdel Zalim o un Alí Babá de Domínico.
Fui a visitarlo después de la inundación con los muebles en el techo,
los gatos moqueando, los críos llorando, el barro en todas partes,
¡Roberto Carlos Vega!, querido, volvamos a nuestra infancia…
El barrio se convirtió en un delta sin islas, un delta de casitas de chapa
y latas de cervezas.
La ruta lejos… el asfalto un sueño imposible…
¡Esto es Florencio Varela hoy día, 2007, a doscientos años de la Revolución Tecnológica y a 50 años de la Revolución Cubana!
Y el Che, ¿por qué carajo se murió en medio de una selva sin monos?
Era lindísimo el Che. Y la Revolución Cubana, ¿qué hizo por nosotros?
Acá seguimos inundados a 200 años de algo y a 50 años de otro algo…
Como un jilguero, como una golondrina quilmeña mi hermano Cacho,
47 años bajo el sol y el agua.
Cachito… un corazón de oro
Cachito… se saca la camisa y te la da.
Cachito… enojado con Mostaza, le pide dos millones a Racing.
“-Mostaza, así se funden los clubes, se rompe el corazón del hincha.
Se muere el fútbol, ¡Mostaza!”
Acá estamos, Rev. Cubana, bajo la inundación más grande en Quilmes
como la nevada de Rawson en el 72,
el lugar común de las cartas, la nevada de Rawson. Hoy,
en Quilmes, la inundación.