Soy mirón, pero no de los que se dan vuelta, ni de los que hacen un comentario, y menos que menos de los que quedan ahí parados mirando al cielo, juntando las manos, al estilo Francella. Yo casi no muevo la cabeza. Casi. Tiendo más a la hernia ocular, al peligro de quedar con estrabismo permanente. Disimulo y disfruto lo que está en mi campo de visión. Me impresionan un poco los tipos cuando miran a las minas, serios, como asustados, enajenados. Me da algo de vergüenza pensar que quizá a veces hago lo mismo, quizá pongo la misma cara. Cara de desamparo, de acecho. Ese instante raro en plena ciudad cuando parece que empezara un documental sobre hormonas y mamíferos.
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2 comentarios:
Odio lo pajero que es Francela. Sus morisquetas de película italiana del 60, morisquetas a lo Porcel, jeropas de la primera hora.
yo también miro haciéndome la que no miro. en todo orden: si me gusta un hombre, si percibo que un hombre me mira, o también con los famosos (me da vergüenza mi cholulez!)
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