2 de abril de 2008

Un sueño

por Adriana Battu
Doy el curso de redacción pero, en vez de ser para estudiantes en una clase, es para padres que están en un salón de juego en un cumpleaños de los hijos, un salón con pelotero. Levanto la voz, digo esas cosas como "estamos en la página 16, ¿lo encontraron? a ver quién quiere leer?" y hay un par de madres que tratan de seguirme a pesar de los chicos, tratan de leer mientras le atan la zapatilla al hijo, y el material que entregué está desperdigado por ahí. Un par de padres fuman un pucho a un costado, hablando bajito entre sí, ya totalmente desinteresados. Unos nenes se llevaron algunas hojas al pelotero y las leen en burla. Yo sigo con histrionismo deambulando entre la gente, dando el curso, explicando en voz alta. Me acerco al tipo de la cochera (ahora estamos en una cochera) y le pregunto si me sigue, al que está en la ventanilla, y me dice: "Sí, querida, pero fijate que tengo que seguir atendiendo a la gente". Doy el curso para los empleados de la cochera y para los clientes que se quedan, pero deambulan y sólo hay uno que me escucha pero no me sigue, no entiende nada, hace un esfuerzo. Los autos que entran y salen pisan las hojas tiradas.

3 comentarios:

Marta Repupilli dijo...

Todo tiene un final
Todo termina.

Eclesiastés.

Volví después de todo este tiempo. Hay sueños estupendos llenos de chanchos.

LU dijo...

A veces en lo que escribís leo mis dolores, me leo a mi.

Alan Murray dijo...

Sin dudas el unico escritor de este blog.

Alan Murray