"...estaban haciendo quitar los hierros a Sócrates en este instante y anunciándole que ha de morir hoy. Momentos después fueron a buscarnos y nos abrieron la puerta del calabozo. Al entrar vimos a Sócrates, al que ya habían despojado de los hierros, y a su mujer Xantipa, a quien conoces, sentada cerca de él teniendo en brazos a uno de sus hijos. Apenas Xantipa nos vio, prorrumpió en lamentos y a gritar, como suelen las mujeres en ocasiones semejantes:
-Sócrates -exclamó ella- ¿De manera que tus amigos vienen a hablar contigo por última vez?
Pero él volviose a mirar a Critón, y dijo:
-Que la lleven a su casa".
(Fedón, o De la inmortalidad del alma)
5 comentarios:
ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja
Coincido con el usuario anónimo: jajajajaja
aunque en honor a la verdad, los constantes reproches que Xantipa le hacía a Sócrates, deben haber sido en buena medida justificados.
Me imagino a la pobre Xantipa, cansada de aguantar a los amigotes del marido, todos los días, cayendo a la casa a cualquier hora, a hablar de boludeces.
sí, dejame de joder, unos barbudos en patas que andaban en patota charlando en la plaza!
Platón, culiao!!
Pobre Xantipa... lo que le tuvo que aguantar a Sócrates.
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