29 de noviembre de 2008

Furia importada

por Pedro Mairal
Vi al chico de McDonald’s olvidarse mi pedido por la mitad. Siempre les tengo paciencia. Estar todo el día con esa gorrita sonriendo... Me acuerdo de los cuentos de mi amigo Lucas, que trabajó en el McDonald’s de Núñez cuando estábamos en la facultad. Así que, en general, me aguanto. Los espero. Lo vi empezar mi pedido: metió los dos vasos en la máquina de gaseosas, y por puro taylorismo –porque les enseñan que ya que vas a la cocina podés llevar las bandejas sucias, etc.– quiso aprovechar los diez segundos que tardan los vasos en llenarse y se dio vuelta, miró otra bandeja vacía con el ticket en espera y se distrajo. Se metió en otro pedido. Y mi McNífica ya estaba lista ahí. Pero aguanté. Le mostré a mi hijo que salía filmado en la cámara de seguridad y me puse a mirar los cartelitos. Crew del mes. Ya no es más empleado del mes. Ahora es crew. Un término náutico, supongo. Esos monosílabos inventados hace siglos por vikingos que tenían mucho frío y apenas podían abrir la boca y decían snow, wind, whale, storm, death. Crew. Tripulación. También debe significar personal. Pero evitaron empleado. La manera en que McDonald’s avanza en el habla popular. Teorías paranoico-lingüísticas, la sospecha de que la palabra sorbete la metieron ellos. ¿Quiere un sorbete? El miedo a decir pajita. Esa pequeña masturbación. Allá tiene los sorbetes, señor. Y ahora dicen sorbete hasta los quiosqueros peronistas. Hay que ver qué pasa con crew. Ahí está el cartelito con la cara de un adolescente. Empleado del mes les suena feo. Seguro que quieren evitar empleada del mes. Les debe sonar a mucama. Como mis amigos más solventes que trabajan en bancos y no son ni banqueros ni bancarios, entonces dicen trabajo en banking. Y yo les digo que el colectivero trabaja en bonding, y el tachero en taxing.
El pibito seguía facturando pedidos y alineando bandejas vacías con tickets y yo ya había pasado hacía rato de la fila de los que esperan ser atendidos a la fila de ¿puede ubicarse por este costado por favor?, y estaba a punto de pasar a la tercera fila límbica de los que piden algo fuera de catálogo como un huevo frito en medio de la hamburguesa, y quedan flotando fuera de sistema en una espera atemporal. Mi hijo ya había ido a buscar sorbetes y servilletas obedeciendo a la ansiedad taylorista de su padre. Y salían los otros pedidos, circulaban las familias felices con bandejas rebosantes. Y ya casi no aguanté más. Me pregunté si, al traer para acá los Starbuck’s y los Dunking Donuts, nos traen también al loquito detonado que en esos locales ametralla a quince. Un día de furia importada. Pero no me detoné, me puse a pensar estas cosas, las intuí al mirarme como de lejos, como visto por la cámara de seguridad. Mi hijo y yo esperando. Y todo me pareció escribible. Todo. Hasta los pliegues más insignificantes, íntimos y ridículos de mi destino sudamericano. No exploté. O exploté para adentro en una especie de felicidad secreta. La literatura. La venganza de los losers. Esto lo voy a escribir. Y entonces le dije con bastante buen tono: ¿No me armás este pedido que ya estoy esperando hace un rato? Y me lo armó. Y pude tratar bien a este futuro crew del mes, que al fin y al cabo es mi amigo Lucas, profesor de Griego y de Latín, cuando trabajaba en el local de Núñez. Pero qué sería de mí sin la descarga verbal, sin las ráfagas de constelaciones sintácticas. ¿Qué veneno se me iría acumulando en la sangre si no fuera por este lento Tai Chi que voy haciendo con la lengua?
(Diario Perfil, 29 de noviembre de 2008)

25 de noviembre de 2008

Un año entero

"Juro que esto no pretende ser una crónica ni un balance, pero un par de días después de haber pisado Retiro, cuando cumplíamos tres años de noviazgo, me separé. Sólo el prodigio de la separación puede conseguir, sin fallar a la gramática ni a la sintaxis, empezar una oración en plural y terminarla en singular".

Federico Levín hace esta anti-crónica en Moscas

22 de noviembre de 2008

El cuento más corto del mundo

Dicen que el cuento más corto es de Monterroso:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Pero en realidad el más corto pertenece al escritor brasilero Marcelino Freire. Se llama "69" y es así:

69








19 de noviembre de 2008

A Sao Paulo con Juan

Estamos en las Baladas Literarias. Por la Richieri, bordeando Villa Celina, una multitud lo despidió a Incardona con pañuelitos blancos. ¡Adiós Chorza!, gritaban a nuestro paso. Después la chica del check in le dijo que le veía cara conocida. En el avión la azafata le regaló un alfajor de más. Y acá el programa de actividades sólo tiene foto de él. Estoy viajando con una celebridad.

p.mairal

4 de noviembre de 2008

Iván Thays, primer finalista del premio Herralde

Con su novela "Un lugar llamado Oreja de perro", el amigo peruano Iván Thays, editor del famoso blog Moleskine Literario, salió primer finalista del premio Herralde. Desde acá van las felicitaciones.


foto: p.mairal, cartagena 2008

2 de noviembre de 2008

Consumo personal

por Rui Zink

Un ciudadano extranjero, portador de pasaporte nigeriano, fue arrestado por los servicios de aduana en el aeropuerto de Lisboa, Portugal. Los funcionarios tenían buenas razones para sospechar que el africano era una mula y que estaba implicado en tráfico de órganos. En efecto, después de una rápida revisación, verificaron que el nigeriano traía, escondidos dentro del cuerpo, dos riñones, un hígado, un corazón y dos pulmones, que seguro intentaría vender en una clínica privada en España o en Suiza.
De nada sirvieron las protestas del africano que insistía en que los órganos que traficaba se destinaban exclusivamente para consumo personal.
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Rui Barreira Zink es escritor y profesor universitario en Portugal.