29 de noviembre de 2007

Los recuerdos

por Ana Quiroga

Cuando quisiste por fin enterarte de todo, te acercaste a mí con furia, los ojos salidos por la rabia y me preguntaste si me había acostado con él. Te dije que sí, y vos volviste a preguntarme si lo había hecho en tu cama y yo volví a decirte la verdad; y luego gritaste “cuántas veces, decime”, y me insultaste, “cuántas veces”. Entonces yo no pude responderte, no porque no supiera decir “muchas”, “lo suficiente” sino porque en ese momento fue como si me fuera a otro lado y me quedé pensando cómo podías preguntarte sólo eso, que no había sido lo más grave. Y mientras tu cara esperaba un número, un no sé qué, yo recordé su mirada el primer día que lo vi, sus ojos tentadores, las caricias en las manos, cuando aprendimos a tomar vino del mismo vaso, cuando me enseñó a fumar, el día que por primera vez me habló en otro idioma y me hizo cosquillas en la espalda. A vos voy a recordarte siempre con tu última cara de odio, y a tu marido, a través de algunos olores, de palabras que sólo yo oí, de algunos miedos confesados entre lágrimas, del aliento en la nuca para sorprenderme, de las cosas pequeñas que se hacen fuera de la cama.


***

de "Dormir juntos una noche", Ciudad de Lectores, 2002.

27 de noviembre de 2007

Seres extravagantes




Washington Cucurten recomienda desde Berlín este video de Reinaldo Arenas, donde el cubano recita un poema y también se lo ve a Fidel denunciando un "fenomenito extraño" de las calles de La Habana. Y acá esta yapa donde Arenas empieza: "…los escritores estos de izquierda que viven en los paises capitalistas..."

La pelota

por Miguel U.
Iba a la parada del 61 hablando por celular y se cortó. Enfrente al colegio de la esquina vi una pelota naranja de plástico entre los autos. Se les había caído. Un tipo de mi edad que cruzaba medio que hizo jueguito. Los chicos desde arriba le gritaron señor señor la pelota, pero el tipo hizo una gambeta sonriendo y la dejó. Le debe haber dado vergüenza o algo así. Viejo choto, le gritaron. Varios autos pasaron cerca de la pelota que seguía en la calle. Casi la pisan. Yo crucé y la agarré. Tuve que esquivar una combi que venía rápido. De nuevo: señor señor, acá, de bolea! Desde la vereda de enfrente calculé. Era un patio en un tercer piso. Todos mirando. Podía fallar. La patié fuerte por las dudas; mejor pasarme que quedarme corto. Y la pelota hizo una parábola exacta al patio. Bieeeeeeeeen, gracias señor!!!! El héroe de los niños.
Si fuera el comienzo de una película, para que funcione la escena, el tipo tendría que o encanutarse la pelota en la mochila y partir con un gran corte de manga a los colegiales, o hacerse el canchero y colgar (sin querer) la pelota a la mierda en el techo de la casa de al lado. La escena termina que se sube al bondi bajo los insultos y los gargajos de los niños.

23 de noviembre de 2007

Ante la presión popular...


...y la insistencia de la barra brava de San Lorenzo, Planeta bajó el precio de Ensayos Bonsai, de 41 a 34 sopes. Confirmado.

22 de noviembre de 2007


Cine y literatura

1969 - Sábado 28 de junio

(…)

"Hablamos de Invasión: BIOY: «Uno de sus principales defectos son los parlamentos, demasiado concluidos, correctos, sentenciosos. En el próximo film, vas a tener que contenerte. Si no podés, lo escribimos como quieras y después lo corregimos; pero lo corregimos de un modo contrario al habitual: cortando y estropeando las frases que salieron demasiado bien». BORGES: «Shaw ha demostrado que el teatro tolera perfectamente largos monólogos... ». BIOY: «En primer lugar, el cine no es el teatro; después, buena parte de los parlamentos de Shaw tienen un tono menos impecablemente terminado que los tuyos». BORGES: «Parece que Shakespeare escribía dos textos para cada pieza; uno para darse el gusto de escritor y otro para la representación, el acting text; se cree que de Macbeth sólo sobrevive el acting text y de las demás piezas el primero, el literario. Por eso Macbeth es la mejor de sus piezas».
Como Borges es muy rápido para inventar y redactar, cuando aparece la ocasión de escribir un purple patch* me da mucho trabajo, porque ya acuña su frase memorable antes de que yo empiece a armar mi renga alternativa. Como por lo general consigue resultados brillantes, no sé bien cómo persuadirlo de que los sacrifique: parecería que prefiero mi frase imperfecta porque es mía; comparadas, ¿quién vacila entre una y otra?, pero no se trata de comparar las frases, sino de que sean aceptables en el drama. Me atrevo también a decirle que su milonga no debió cantarse íntegramente en el film: «Cuando empezaron a cantarla me conmoví; cuando acabaron ya estaba impaciente. En un film no hay que cantar una pieza entera; si cantan una pieza entera la escena se convierte en número, se distingue de la trama, la interrumpe. Por excelente que sea tu milonga, debieron interrumpirla sin lástima, dejarla inconclusa. Solamente en las operetas o films musicales puede un actor cantar impunemente una pieza íntegra». "

(Borges, Bioy Casares, Destino, página 1271)
*purple patch: fragmento de prosa muy adornada

16 de noviembre de 2007

Leído al recibir el premio "Anna Seghers"

foto: Guadalupe Gaona
por Fabián Casas

Hace un tiempo atrás se me rompió un zapato. Me vi en problemas porque no recordaba una zapatería cerca de casa para poder arreglarlo. Sin embargo, salí a la calle y a las dos cuadras encontré una. Era un local viejo iluminado por una luz muy cálida. Había olor a cuero y una estufa daba un calor acojedor. Parecía una zapatería sacada de los cuentos infantiles. Detrás del mostrador, un hombre mayor trabajaba con un martillo y unos clavos. Tenía unos anteojos de esos que se usan para ver de cerca. Intercambiamos frases de cortesía y le pregunté si era nuevo en la zona, ya que yo –que había pasado infinidad de veces por ahí- no lo conocía. El hombre se sonrío y me dijo que hacía 20 años que estaba en el barrio. Que había visto crecer a varios de los chicos que antes jugaban en la vereda. Le dejé mis zapatos para que los arreglara, lo cual hizo de manera notable. Saqué una conclusión: hasta que no lo necesité, el zapatero había sido invisible. Saqué otra conclusión: todos los que hacen bien su trabajo son invisibles. De manera que, en una cultura que propicia la sobreexposición mediática, la invisibilidad es un don. Me di cuenta que también algo de ese espíritu estaba en los escritores que me gustan, esos que no salen a buscarte desde los desmesurados aparatos editoriales sino que se los encuentra irremediablemente cuando son necesarios.

El zapatero de mi cuadra hace zapatos, yo escribí algunos poemas. Y tengo hoy el inmenso honor de ser premiado con el galardón que lleva el nombre de una gran escritora. Me gustaría decirles que desde chico tuve la certeza de que la literatura no es algo individual, sino colectivo. Me siento parte de una larga lista de escritores, de todas las lenguas y de todos los tiempos. Por suerte el espíritu no tiene una sola dirección y sigue soplando donde quiere. No escribo poesía argentina, sino que formo parte de un territorio panlinguístico y mestizo donde se mezclan los dialectos y las costumbres de todos los seres que lo habitan. Escribamos o no, lo más importante es que todos nosotros somos narraciones de la vida. En cada bar, oficina, hotel o cualquier lugar donde la gente se junta, está alguien escribiendo el sermón de la montaña. Simplemente hay que ponerse en estado de atención para poder oirlo. Un joven, leyendo en el subte, está sosteniendo algo de lo mejor de nuestra civilización. Porque todo indica que los tiempos son oscuros. Que vivimos en una época de choque entre civilizaciones totalitarias, conducidas por puristas que sólo pueden engendrar horror y muerte. Si seguimos así, a todos nos va a tener que reconocer por la dentadura.

Lo cierto es que a la poesía no se la define, se la reconoce, dijo Alberto Girri, un gran poeta argentino. Así que no voy a cometer la estupidez de definir algo en lo que no se han puesto de acuerdo siglos y siglos de pensadores. Pero sí voy a nombrar algunas de las cosas en las que encuentro poesía: a veces en un animal, otras en el motor de un auto, en las largas vías del tren y en el silencio de los hospitales. En Johan Cruyff corriendo con su elegante camiseta naranja o en la construcción anónima de las catedrales. En el inferno de Dante, en el cerebro de Ugolino y en el sticker de la virgen pegado en el tablero del patrullero. La poesía siempre se encuentra en estado de pregunta. ¿Por qué estamos acá? ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? A veces, hasta nuestros seres queridos nos resultan extraños. Y sin embargo, la voluntad poética de habitar el mundo, es lo que todavía hace que la cosa valga la pena. Buenas noches, apúrense que vamos a cerrar, repite alguien desde hace años en uno de los versos de The Waste Land, buenas noches, buenas noches a todos. Mi nombre es Fabián Casas, pero en Alemania pueden decirme Kaspar Houses.


Berlín, noviembre de 2007

13 de noviembre de 2007

Madre e hijo - de Alexander Sokurov

La madre se está muriendo y su hijo la cuida. La lleva a pasear alzada en brazos. La madre, que aguna vez llevó al hijo en su cuerpo y después en brazos, ahora débil y desvalida es llevada en brazos por su hijo, un hombre fuerte. Son un solo animal. Anoche soñaron lo mismo. Él la acuesta despacio en la cama. La película se demora en una lenta coreografía de la ternura. Él sale a caminar, después corre como escapándose. La deja un rato. Ella se muere en ese rato. Quizá él lo sabía. Cuando vuelve, está muerta. A él le duele en el cuerpo, porque muere una parte del animal que eran su madre y él. Ahora está solo. Es huérfano.

p.mairal
*

El cuarto de las abejas

Fue la última en llegar, la sexta en irse. Llegó acompañada de Baby, su amiga y dama de compañía, su sombra marrón y ronca. Baby saludó estruendosamente desde la puerta, donde se detuvo para que todo se detuviera en honor a Rosie recién llegada... [TEXTO COMPLETO]

11 de noviembre de 2007

Lunes, martes, miércoles


No al cierre de Ciudad Abierta

por Pedro Mairal
Es un error que los gobiernos entrantes derriben todo lo que hizo el gobierno anterior. Injustamente caen en la volteada las cosas que están bien hechas. El canal Ciudad Abierta sorprendió desde el principio con una estética audiovisual nueva, con programas interesantes y un enfoque distinto a los canales de aire. Personalmente me gustan sobre todo los programas de entrevistas de María Moreno y Marina Mariasch. Me acuerdo del poeta Arturo Carrera hablando a la sombra de los árboles, o del pintor Daniel Santoro hablando del arte chino. También me quedo mirando las clases filmadas de la UBA; Daniel Link hablando de literatura del siglo XX, y otro profesor que hablaba de la gauchesca, del momento en que Martín Fierro rompe la guitarra.
Dan ganas de romper la guitarra. Supongo que cada gobierno llega con una idea distinta de qué es la cultura, y entonces el gobierno de Macri considerará que Ciudad Abierta no coincide con su proyecto cultural.
Estuve en Bogotá antes del 2000. Era una ciudad paranoica, violenta, de puertas cerradas. Ahora, en el 2007 volví y encontré una ciudad con eventos públicos, nuevas escuelas, bibliotecas, eventos culturales de promoción de la lectura. Una Bogotá que se abrió, que recuperó las actividades en los espacios públicos. Yo me preguntaba cómo lograron eso en un país que vive en guerra, y un amigo colombiano me explicó que fue gracias a una sucesión de buenas alcaldías, es decir, buenos gobiernos de la ciudad, que le dieron continuidad a los proyectos culturales.
El canal Ciudad Abierta no es un invento para meter a los amigos del gobierno de turno, como dijo Macri a la prensa. El canal Ciudad Abierta es una herramienta de difusión de la cultura que se genera en Buenos Aires. Ojalá el gobierno entrante pueda ver la utilidad que tiene. Espero que se den cuenta de que el gobierno de Cristina los va a ningunear por canal 7 durante toda su gestión y no van a tener dónde mostrar lo que hacen. Espero que usen Ciudad Abierta. Si quieren, que le cambien la cara, el logo, que lo pasen del naranja al amarillo, pero ojalá usen el canal para dar a conocer las actividades culturales que desarrollen, que espero que sean muchas y ayuden a abrir más la cultura en la ciudad de Buenos Aires.
Para que se entienda: cerrar Ciudad Abierta sería hacer un paso atrás, como tapar con tierra los túneles que se hicieron para ampliar la red de subterráneos.
***

10 de noviembre de 2007

Artículo sobre la novela de Damián Ríos "Habrá que poner la luz"


"Ríos elude toda impostación, todo impacto; quiere ser sincero, creíble, honesto, ser él mismo quien habla. Es el más cotidiano de todos los autores, y esto es posible porque Ríos mismo es esencialmente un lector, lo que significa que su relación con el horizonte de expectativas del lector es natural, clara, que no pretende impresionar por el lado de la exageración, que no considera que haya que violar nada; semejante tranquilidad es de apreciar en un momento en que algunos nuevos narradores hacen del bullicio un salvoconducto o una justificación".
(de Violeta Kesselman y Ana Mazzoni en revista Planta, "Damián Ríos: aprender, leer, escribir")
Y acá el texto completo de "Habrá que poner la luz" (muy recomendable; es una novela corta que se lee en una o dos horas).

8 de noviembre de 2007

Terranova y las antologías

(Texto leído por Juan Terranova el martes 6 de nov. en la presentación de "Buenos Aires. Escala 1:1")
1. Enfrentar una novela, un cuento, un libro de cuentos, un poema, un conjunto de poemas, un libro cualquier, en definitiva, es enfrentar un autor. Con las antologías esto es diferente. El lector, siempre en solitario, enfrenta a un grupo de tipos. Uno, el lector, contra todos los que forman parte de la antología. En el caso de Buenos Aires, escala 1:1, uno contra veinticinco, más que una patota. Todo un desafío al pedorrísimo refrán “Muchos contra uno no es bueno para ninguno”. Y encima, podría decir el lector “estos vienen con pretensiones de narrar los barrios de Buenos Aires”.
2. Las antologías son castigadas con una fuerza llamativa. Tienen hasta detractores. Como el aborto, la mano dura, el gatillo fácil o la pena de muerte. ¿Quiénes son estos detractores? Primero que nada son los autores que se quedaron afuera, que no están incluidos y que por lo general, no leen las antologías que los excluyeron. ¿Qué van a leer si no están ellos? Pero no se privan de hablar mal. Si no están ellos, ¿no?, ¿por qué privarse de hablar mal? ¿Qué puede tener de bueno una antología que no los incluye? Los escritores no son de controlar la envidia, más bien todo lo contrario. Pero hay algunos que lo hacen, y leen las antologías y valoran el esfuerzo de sus colegas. Dios los bendiga.
3. Sin embargo, el principal apoyo para la negación lo ponen las mismas antologías. Se trata del infernal trampolín del slogan que adopta muchas variantes. “Los mejores escritores”, “los escritores más jóvenes”, “los escritores nuevos”, todos conceptos vanos, llenos de recovecos traicioneros. Porque siempre hay uno mejor que nosotros, siempre hay uno más joven, más nuevo, más interesante, que tendría que haber estado y no está. Siempre hay, si no un error, la posibilidad de un error. Pero el problema más rotundo lo da la palabra “escritor”. Otra vez la misma situación: uno compra una novela, un libro de cuentos, un ensayo, una autobiografía y no dice, en la tapa, “esto lo escribió un escritor”. No hay necesidad. Pero con la antología, a esta altura un artefacto desquiciado, un pulpo insoportable, es diferente. Parece que participar en una antología no lo hace a uno “escritor”, ni mucho menos “mejor” que otro, ni muchísimo menos “joven”, para no hablar de la problemática palabra “generación”, una palabra llena de fisuras, casi tabú, contra la que todos parecen estar siempre en desacuerdo, en tensión, de la que siempre se desconfía y a la que hay que agregarle una serie de explicaciones y cláusulas para hacerla funcionar con un mínimo de dignidad. Habría que señalar, lo cual es un poco lastimoso pero, parece, muy necesario, que los libros vienen envueltos en el agridulce terciopelo del markentig. Y con eso explicaríamos quizás tantos equívocos, tantas contratapas, tanta joda loca y discusión sobre lo que es al final algo muy obvio. La antología es un junte y rejunte. Y hay que hacerse cargo.
4. Para terminar, me gustaría hablar del queso rotatorio. Toda antología –esta que presentamos hoy no tiene por qué ser la excepción- contiene un queso, una parte, una pieza, en este caso un texto que no va, que pertenece a otra antología, que no funciona, que debería haber sido desechado, que es, en definitiva, malo y que sobra. Pero, y acá este “pero” es fundamental, después de leer y comentar con autores y lectores varias de estas antologías que salieron, me di cuenta, de a poco, que el queso es rotatorio. Ninguna antología tiene un queso fijo. Y esto sucede porque los lectores van cambiando y, gracias a Dios, todos leemos de manera diferente. Los textos que son hits, son casi siempre hits para la mayoría, pero el queso va cambiando. Para unos es este, para otros es aquel, producto de lecturas encontradas y cruzadas el queso se desmarca y va armando un repertorio de variaciones. Leer una antología es algo difícil, porque como objeto no es un espejo, ni una ventana, ni un plato, sino más bien –metáfora trillada pero eficiente– un caleidoscopio que gira y cambia. Para leer antologías, entonces, hay que saber saltar y aprender a luchar contra la hidra de mil cabezas, actividad, por supuesto, no apta para perezosos.
(via Rino)

Grabando el programa de Horacio Quiroga

noviembre de 2010.
fuimos a san ignacio, misiones, a grabar un capítulo de impreso en argentina

al llegar al aeropuerto de posadas productora y directora saludaron a la multitud de fans que se agolpó para recibirlas

fueron cuatro días de grabación en los que nos fuimos internando en la selva de a poco

metiéndonos cada vez más profundo en los ruidos del monte

cargando todo al hombro por picadas o trillas como dicen en misiones

senderos que se bifurcan y por los que yo, según el guión de pirin, tenía que correr y caminar perdido, alucinando

hasta llegar todo embarrado a la casa de horacio quiroga

nestor ríos, el director de la casa museo, nos dijo: acá quiroga fue feliz

también nos dijo que quiroga no sabía nadar

lo primero que hizo quiroga fue sembrar un círculo doble de palmeras como un aura mágica para proteger la casa

fue juez de paz de san ignacio, guardaba las partidas de nacimiento y las de defunción en una lata de galletitas

la sorpresa fue bareiro, el remisero que me abandona en la selva. le preguntamos si se animaba a actuar. sí, dijo, no es la primera vez. el mejor actor.

el peñon sobre el paraná

ángel grabó hasta los insectos más insospechados

al fondo relámpago, el caballo que me habló

un insert del río desde la altura. voy aprendiendo palabras como esa

insert: toma para cubrir acciones o detalles que pasan desapercibidos en un plano más amplio. después en edición se ve si se usa o no.

era un quiroga medio lost por momentos

mariana y mercedes trabajando bajo la lluvia, en actitud sierra maestra
el programa se empieza a pasar en algún momento del 2011

6 de noviembre de 2007

Salió

Un gran honor porque algunos de estos ensayos bonsai fueron publicados en El Remisero Absoluto y también en este blog.
La contratapa dice:
"Sé que es en los cruces donde está lo más interesante. Que los caminos de los puristas conducen irremediablemente al fascismo. Y que el odio y el miedo también llevan a ese domicilio."
Fabián Casas es el último escritor de izquierda. Entre tanto militarista de la cultura, el sensei de Boedo entiende que la literatura es un medio para ensanchar la imaginación y aprender a ser mejores. Mientras otros siembran bombas, él enseña a pescar.
Autor de poemas leídos con devoción en las últimas dos décadas, Casas se abocó a producir en pequeñas dosis una prosa al tuntún, hecha en contra de la dictadura de la eficacia. En estos ensayos, que también pueden leerse como una novela de formación, aplica su máxima joyceana -silencio, destierro y astucia- para indagar en nuestra cultura mestiza y diversa.
En el lugar donde se cruzan la sabiduría oriental, el rock, los ideales de los revolucionarios mesiánicos, los grandes poetas americanos y el fútbol, ahí se asoma la escritura de Casas: el boedismo zen. Ensayos bonsai retoma la posta de la contracultura: alertar a las conciencias que, en este mundo indiferenciado, resisten a los mandatos del consumo y la propaganda.

3 de noviembre de 2007

Bacanal

por Cynthia Smart (No Tan Soez )

Apagada la charla, Sandra y Franz transan. La sala calla; callan a la par lámparas, pantallas nacaradas, salamandra, mapas y plata... Sandra, ¿pacata? Para nada: alta, clara, alada, trama amar a Franz hasta la mañana. Franz, galán sagaz, apaga las palabras, las alza, las amansa. Halaga a Sandra, la palpa al ras al pasar la chala, narra hazañas macabras, traza sagas magnas, falsas, chabacanas. Las chanzas ablandan la charla. Maga malvada y fatal, habla Sandra, la bacana:
-Las malas pajas hartan hasta a las más mansas. ¡Basta ya!
Las palabras vagan y abrasan la sala. Agazapadas las ganas, larga la fanfarra. La palma ya rasa las mamas, la danza carnal saca llamas a la casa, al fanal, a la fachada. Cargan la jarana.Falda rayada, faja parda y casaca, gafas y gabán saltan a la tracalada. Manga atascada: Franz y Sandra trabajan, la agarran y la sacan. Franz, carnal vara parada. Sandra mana mar salada. Baba. Trasplantan la matanza a la cama. Sacan las sábanas, las mantas, las frazadas.
Mascan, amasan, hamacan, jalan. Tamaña salvajada va a dar charla a la mañana. La palanca garrafal al paladar. Sandra cata la salsa. Traga.
-¡Más masa, barragana!, brama Franz. -¡Mamá la caña, bagasa!
Franz ataca. Arranca las blancas bragas caladas, las traspasa. Batalla: brazadas, palmadas, trampas y añagazas.
Arrasa la matraca. Sandra alza las ancas y clama acalambrada,
-¡Franz, Franz, planta ya la calabaza!
La vara abalanzada rasga la raja. Gran cabalgata. Aplastan la faca, abarajan la faranga, aplazan la garrama. Apartan las garras, paran. Ancla varada nada la vasta playa. Caña a la cañada. Vaharadas. Zancadas. Alabanzas.
Franz y Sandra garchan. Acaban.Aclaran las albas. La mañana rasa la sala.