1921
Música: José Ricardo / Carlos Gardel
Letra: Celedonio Flores
Se te embroca desde lejos, pelandruna
abacanada,
que has nacido en la miseria de un convento de
arrabal...
Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la
mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese
cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.
Ese cuerpo que hoy te
marca los compases tentadores
del canyengue de algún tango en los
brazos de algún gil,
mientras triunfa tu silueta y tu traje de
colores,
entre el humo de los puros y el champán de
Armenonville.
Son macanas, no fue un guapo haragán ni
prepotente
ni un cafisho de averías el que al vicio te
largó...
Vos rodaste por tu culpa y no fue
inocentemente...
¡berretines de bacana que tenías en la
mente
desde el día que un magnate cajetilla te afiló!
Yo
recuerdo, no tenías casi nada que ponerte,
hoy usas ajuar de seda
con rositas rococó,
¡me reviente tu presencia... pagaría por no
verte...
si hasta el nombre te han cambiado como has cambiado de
suerte:
ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot!
Ahora
vas con los otarios a pasarla de bacana
a un lujoso reservado del
Petit o del Julien,
y tu vieja, ¡pobre vieja! lava toda la
semana
pa' poder parar la olla, con pobreza franciscana,
en el
triste conventillo alumbrado a kerosén.
1926
Letra: Francisco García Jiménez
Música: Anselmo Aieta
Bajo Belgrano... Cómo es de sana
tu
brisa pampa de juventud,
que trae silbido, canción y risa
desde
los patios de los studs.
¡Cuánta esperanza la que en voz
vive!.
La del peoncito que le habla al crack:
-Sacame 'e pobre,
pingo querido,
¡no te me manques pa'l Nacional!...
Calle
Blandengues... donde se asoma
la morochita linda y gentil,
que
pone envueltas con su mirada
sus simpatías sobre un mandil...
En
la alborada de los aprontes,
al trote corto del vareador,
se
cruza el ansia de la fortuna
con la sonrisa del buen amor...
La
tibia noche de primavera,
turban las violas en "El
Lucero",
se hizo la fija del parejero
y están de asado,
baile y cantor.
Y mientras pierde la vida un tango
que el ronco
fueye lento rezonga,
se alza la cifra de una milonga
con el
elogio del cuidador.
Bajo Belgrano... cada semana,
el grito
tuyo que viene al centro:
-¡Programa y montas para mañana...
Las
ilusiones prendiendo va...
Y en el delirio de los domingos
tenés
reunidos, frente a la cancha
gritando el nombre de tus cien
pingos
los veinte barrios de la ciudad!...
1928
Letra y música: Enrique Santos
Discépolo
Por ser bueno,
me pusiste a la
miseria,
me dejaste en la palmera,
me afanaste hasta el
color.
En seis meses
me comiste el mercadito,
la casiya de
la feria,
la ganchera, el mostrador...
¡Chorra!...
Me
robaste hasta el amor...
Ahura,
tanto me asusta una mina,
que
si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.
¡Lo
que más bronca me da,
es haber sido tan gil!
Si hace un
mes me desayuno
con lo qu' he sabido ayer,
no er'a mí que me
cachaban
tus rebusques de mujer...
Hoy me entero que tu
mama
"noble viuda de un guerrero",
¡es la chorra de
más fama
que ha pisao la treinta y tres!
Y he sabido que el
"guerrero"
que murió lleno de honor,
ni murió ni
fue guerrero
como m'engrupiste vos.
¡Está en cana
prontuariado
como agente 'e la camorra,
profesor de
cachiporra,
malandrín y estafador!
Entre todos
me
pelaron con la cero,
tu silueta fue el anzuelo
donde yo me fui
a ensartar.
Se tragaron
vos, "la viuda" y "el
guerrero"
lo que me costó diez años
de paciencia y de
yugar...
¡Chorros!
Vos, tu vieja y tu
papá,
¡Guarda!
Cuidensé porque anda suelta,
si los cacha
los da vuelta,
no les da tiempo a rajar.
¡Lo que más
bronca me da,
es haber estao tan gil!
1929
Música: José María Aguilar
Letra: Celedonio Flores
Recitado:
Cotorro al gris. Una
mina
ya sin chance por lo vieja
que sorprende a su garabo
en
el trance de partir,
una escena a lo Melato
y entre el llanto y
una queja
arrodillada ante su hombre
así se le oyó decir:
Me
engrupiste bien debute con el cuento ‘e la tristeza,
pues creí
que te morías si te dejaba amurao...
Pegabas cada suspiro que
hasta el papel de la pieza
se descolaba de a poco hasta quedar
descolgao.
Te dio por hacerte el loco y le pegaste al
alpiste,
te piantaron del laburo por marmota y por sobón...
Yo
también al verte enfermo empecé a ponerme triste
y entré a
quererte, por sonsa, a fuerza de compasión.
Como quedaste en
la vía y tu viejo, un pobre tano,
era chivo con los cosos
pelandrunes como vos,
me pediste una ayuda entonces te di una
mano
alquilando un cotorrito por el centro pa’ los dos.
Allá
como a la semana me mangaste pa’ cigarros,
después pa’
cortarte el pelo y pa’ ir un rato al café;
una vez que
discutimos me tiraste con los tarros,
que si no los gambeteo
estaba lista, no sé...
Te empezó a gustar el monte y dejaste
en la timba
poco a poco la vergüenza, la decencia y la
moral,
como entró a escasear el vento me diste cada marimba
que
me dejaste de cama con vistas al hospital...
¿Decime si yo no
he sido para vos como una madre?
¿Decime si yo merezco lo que me
pensás hacer?
Bajó el bacán la cabeza y él, tan rana y tan
compadre,
besándole los cabellos lloró como una mujer
1930
Letra y música: Enrique Santos
Discépolo
Cuando la suerte qu' es grela,
fayando
y fayando
te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin
rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de
ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando
ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo
-que
es sordo y es mudo-
recién sentirás.
Verás que todo el
mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le
importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la
vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni
una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas
de
todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho
fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao
después
de cinchar
lo mismo que a mí.
Cuando manyés que a tu lado
se
prueban la ropa
que vas a dejar...
Te acordarás de este
otario
que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!
1930
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Celedonio Flores
Campaneá cómo el cotorro va quedando
despoblado
todo el lujo es la catrera compadreando sin colchón
y
mirá este pobre mozo cómo ha perdido el estado,
amargado, pobre
y flaco como perro de botón.
Poco a poco todo ha ido de
cabeza p'al empeño
se dio juego de pileta y hubo que echarse a
nadar...
Sólo vos te vas salvando porque pa' mi sos un sueño
del
que quiera Dios que nunca me vengan a despertar.
Viejo
smocking de los tiempos
en que yo también tallaba...
¡Cuánta
papusa garaba
en tus solapas lloró!
Solapas que con su
brillo
parece que encandilaban
y que donde iba sentaban
mi
fama de gigoló.
Yo no siento la tristeza de saberme
derrotado
y no me amarga el recuerdo de mi pasado esplendor;
no
me arrepiento del vento ni los años que he tirado,
pero lloro al
verme solo, sin amigos, sin amor;
sin una mano que venga a
llevarme una parada,
sin una mujer que alegre el resto de mi
vivir...
¡Vas a ver que un día de éstos te voy a poner de
almohada
y, tirao en la catrera, me voy a dejar morir!
Viejo
smocking, cuántas veces
la milonguera más papa
el brillo de
tu solapa
de estuque y carmín manchó
y en mis desplantes de
guapo
¡cuántos llantos te mojaron!
¡cuántos taitas
envidiaron
mi fama de gigoló!
1935
Música: Gardel
Letra: Lepera
Yo adivino el parpadeo
de las luces
que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que
alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y
aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La
quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su
querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con
indiferencia hoy me ven volver.
Volver,
con la frente
marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir,
que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que
febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te
nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que
lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que
vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las
noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero
el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y
aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja
ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda
la fortuna de mi corazón.
1939
Letra: Homero Manzi
Música: Antonio de Bassi
Dónde vas, carrerito del
Este,
castigando tu yunta de ruanos,
y mostrando en
la chata celeste
las dos iniciales pintadas a
mano...?
Reluciendo la estrella de bronce
claveteada
en la suela del Once...
cruzando ligero las calles del
Sur...?
¡Porteñito! ¡Manoblanca!
¡Vamos,
fuerza, que viene barranca...!
¡Manoblanca!
¡Porteñito!
¡Fuerza, vamos, que falta un
poquito...!
¡Bueno, bueno...! ¡Ya salimos"
Ahora
sigan parejo otra vez,
que esta noche me esperan sus
ojos
en la avenida Centenera y Tabaré.
¿Dónde vas, carrerito y porteño,
con
tu chata flameante y coqueta,
con los ojos cerrados de
sueño
y un gajo de ruda detrás de la oreja...?
El
orgullo de ser bien querido
se adivina en tu estrella de
bronce...
Carrerito del barrio del Once,
que
vuelves trotando para el corralón...
¡Porteñito! ¡Manoblaca!
¡Vamos,
fuerza, que viene barranca...!
¡Mano blanca!
¡Porteñito!
¡Fuerza, vamos, que falta
poquito...!
¡Bueno, bueno...! ¡Ya salimos!
Ahora
sigan parejo otra vez,
mientras sueño en los ojos
aquellos
de la avenida Centenera y Tabaré.
1943
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay
Se dice de mí...
se dice de
mí...
Se dice que soy fiera,
que camino a lo malevo,
que
soy chueca y que me muevo
con un aire compadrón,
que parezco
Leguisamo,
mi nariz es puntiaguda,
la figura no me ayuda
y
mi boca es un buzón.
Si charlo con Luis,
con Pedro o con
Juan,
hablando de mí
los hombres están.
Critican si ya,
la
línea perdí,
se fijan si voy,
si vengo o si fui.
Se
dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
¿por qué
pierden la cabeza
ocupándose de mí?
Yo sé que muchos
me
desprecian compañía
y suspiran y se mueren
cuando piensan en
mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan, si
los miro,
resoplando como un Ford.
Si fea soy,
pongámosle,
que de eso aun no me enteré.
En el amor yo solo
sé
que a más de un gil, dejé a pie.
Podrán decir, podrán
hablar,
y murmurar y rebuznar,
mas la fealdad que dios me
dio
mucha mujer me la envidió.
Y no dirán que me
engrupí
porque modesta siempre fui...
¡Yo soy así!
Y
ocultan de mí...
ocultan que yo tengo
unos ojos
soñadores,
además otros primores
que producen sensación.
Si
soy fiera sé que, en cambio,
tengo un cutis de muñeca,
los
que dicen que soy chueca
no me han visto en camisón.
Los
hombres de mí
critican la voz,
el modo de andar,
la pinta,
la tos.
Critican si ya
la línea perdí,
se fijan si voy,
si
vengo, o si fui.
Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no
interesa,
¿por qué pierden la cabeza
ocupándose de mí?
1948
Música: Aníbal Troilo
Letra: Hombero Manzi
San Juan y Boedo antigua, y todo el
cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia
en el recuerdo
y tu nombre florando en el adiós.
La esquina
del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y
un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el
corazón.
Sur,
paredón y después...
Sur,
una luz de
almacén...
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la
vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las
estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de
Pompeya...
Las calles y las lunas suburbanas,
y mi amor y tu
ventana
todo ha muerto, ya lo sé...
San Juan y Boedo
antiguo, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
tus
veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te
robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la
vida se llevó
pesadumbre de barrios que han cambiado
y
amargura del sueño que murió.
1944
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
Era más blanda que el agua,
que el
agua blanda,
era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y
en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de
vida
y se marchó...
Primero hay que saber sufrir,
después
amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento...
Perfume
de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon
con el viento.
Después...¿qué importa el después?
Toda mi
vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja
juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin
luz.
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán
hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja
arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo
en flor.
1956
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo
Lastima, bandoneón,
mi corazon
tu
ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron
me lleva
hasta
el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
¡Ya sé, no me
digás! ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es
todo tan fugaz
que es una curda, ¡nada más!
mi
confesión.
Contame tu condena,
decime tu fracaso,
¿no
ves la pena
que me ha herido?
Y hablame simplemente
de aquel
amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Ya sé que te
lastimo!
¡Ya se que te hago daño
llorando mi sermón de
vino!
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y
busca en el licor que aturde,
la curda que al final
termine la
función
corriéndole un telón al corazón.
Un poco de
recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y
arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última
curda.
Cerrame el ventanal
que arrastra el sol
su lento
caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de
olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
1962
Música: Aníbal Troilo
Letra: Catulo Castillo
Estás desorientado y no sabés
qué
"trole" hay que tomar para seguir.
Y en este
desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La
araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!-
y el hombre
que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el
carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te
dio.
¡Qué desencuentro!
¡Si hasta Dios está
lejano!
Llorás por dentro,
todo es cuento, todo es vil.
En
el corso a contramano
un grupí trampeó a Jesús...
No te fíes
ni de tu hermano,
se te cuelgan de la cruz...
Quisiste con
ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se
rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron con rencor todo el
arpón
Amargo desencuentro, porque ves
que es al
revés...
Creiste en la honradez
y en la moral...
¡qué
estupidez!
Por eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el
tiro del final
te va a salir.