15 de septiembre de 2008

En la cancha se ven los pingos

por Adriana Battu
Me agarró la fiebre clasificatoria y empecé por ordenar mis zapatos, después mi biblioteca, después los papeles que daban vueltas hace meses, y ahora quiero terminar etiquetando los estilos sexuales de los hombres. Algunos los conocí, otros me los contaron. Todo esto fue hace mucho tiempo, en la etapa disipada de mi vida.
El locutor
Te va comentando lo que te hace o te está por hacer. "¿Estás lista para que te pegue una tremenda chupada de concha?", dice. O por ahí te la empieza a meter, te hace ese amague de la puntita y un poco más, y cuando soltás un gemido, él te susurra al oído: "Y todavía no te metí ni la mitad de la pija". El locutor a veces gusta, a veces no. A veces calienta y a veces causa un poco de gracia. Es vulnerabe. Al "todavía no te metí ni la mitad de la pija" se le puede retrucar un "no me había dado cuenta que me la habías empezado a meter". Pero tampoco da ser tan bruja.
El dj
Un clásico. No puede saltar a la cama hasta que no encontró la banda sonora de su performance. El dj crónico puede llegar a sincronizar los movimientos pélvicos con el ritmo de la música. Suelen ser medio rapperos, o rockeros jovatones. Conocí a uno que se jactaba de durar todo un disco de Bon Jovi. Nunca lo comprobé. Algunos se distraen cuando se les acaba el disco y tienen que interrumpir todo para poner otro. Si te le subís encima y te le hamacás al compás, podés quedar grabada a fuego en su corazón melómano.
El mal masajista
Asocia directamente el sexo con el masaje, y lo hace mal. Confunde pasión con fuerza bruta, caricia con fricción, y lo peor es que es súper voluntarioso. Te clava los garfios en la espalda con una violencia innecesaria. Te masajea al revés, por ejemplo, en círculos concéntricos que no disipan ni dispersan los nudos sino que los concentran en un mismo punto. Sin querer, te hace tomas chinas milenarias y te deja medio tullida. Estás rengueando, te dicen tus amigas. Es que tengo un pinzamiento. Ah, lo volviste a ver al masajista.
Es como si en lugar de masaje muscular te hiciera masaje óseo. Es casi un quiropráctico pero alienado y sin licencia. Tiene tan buena voluntad que no te animás a decirle nada. Cuando cae, te dice "mirá lo que traje" y saca la botellita de aceite.
El invasor
Te invade en el baño por lo general. Se te mete en la ducha. Es muy de enjabonarte. Si llega a iniciar un polvo de parados en el vapor, suele ser bueno frenarlo a tiempo, porque algunos terminan con ataques de asma, o les baja la presión. Ya les pasó antes, pero son insistidores, aventureros, incluso un poco escatológicos. Te quieren ver haciendo pis. Cosas así. Para frenarlos basta cerrar el baño con trabita.

14 comentarios:

El clú de la trolez dijo...

Adri, nos encantaría afiliarla. ¡Ya era usted una de nuestras chicas favoritas, y ahora con esta clasificación lo es mucho más!!
Vemos que le han tocado muchachos que más vale dejar en el olvido.
También a nosotras, no crea que no. Pero entre tanto mal masajista, por ejemplo, recordamos con cariño a uno muy bueno. No se le derramaba ni una gota de aceite fuera del objeto de su masaje. Ni siquiera hacía falta la toallita que previsoras solemos extender sobre la cama en estos casos.
Saludos, compañera.

Gaby dijo...

Ojo, que un buen locutor puede ser fundamental...

Espero el continuará, querida...

Beso,
Gaby

Charlotte dijo...

Ah, el Locutor a mí me caleinta bastantito, te digo. Posta.

Calista dijo...

el locutor gana porque es como un relator funcional. Calienta porque su habilidad se bifurca: por una lado va la parte corporal y por otro lado te habla y te hace la pelicula.
Cuando escuchás al otro decirte lo que te haría o te está haciendo, es como que te separaras y te miraras de afuera; te vuelve tu propia porno.

Maga E. dijo...

el locutor cumple el sueño de ser narradas

Charlotte dijo...

te vuelve tu propia porno! jaja

Unknown dijo...

Battu: Acabo de conocerla y me sonríen gratamente sus clasificaciones pínguico-deportivas...Es ud. una sibarita clasificatoria ansiando un fuera de serie? No lo sé...pero su gracia y su ironia la han dejado indemne de tamaños pingos. Es un premio a la paciencia humana...
William Blake dijo "si el necio persistiera en su necedad se volvería sabio"...
Es indudable que la sabiduría pinguica es un bien disponible para la humanidad que no todas pueden ofrecer.
Espero con ganas la lista clasificatoria que deseo extensa para mi solaz y divertimento pinguico literario pajeril.

Omar dijo...

Algo similar se publicó en Revista Humor (y más crudo aún en SexHumor), en 1983-84, por ahí. Y no recuerdo si Edda Bustamante la que calificaba los amantes. ¿O era Edda Díaz? Luego hicieron lo mismo pero al revés, hombres calificando amantes. Qué divertido.

Soy peregrinaperla dijo...

A mí me mata el encuestador, el que te pregunta cómo te queres poner en una primera cita. Imposible reincidir con uno de esta raza.

Protervo dijo...

El problema es la locución en posición adelantada, que es como la sobrepromesa en política.

Las guarradas hay que decirlas una vez que se está seguro de no hacer agua.

Lyon dijo...

Adriana, necesitamos muchas más mujeres como vos, y muchas menos como Carolina Balducci.

tony wilson dijo...

Yo una vez le eché cerveza en la concha a una novia.

Esquizia (Un filósofo producido) dijo...

Hago todo lo posible por garchar con mujeres ágrafas, no quisiera el día de mañana ver mis vicios de cama anónima e impersonalmente escrachados en un inoportuno blog... Por más bien que lo hagaaan.

tony wilson dijo...

y otra chica que conocí me dijo en la oreja: me vas a comer el kiwi?!
que ?! - le pregunté
que?!

nunca pude quitarme eso de la cabeza ...comer el kiwi