18 de agosto de 2012

Amor incondicional


Pedro Mairal

Se podría escribir un cuento de una chica joven que se muda con un viejo escritor. El viejo no termina de entender el porqué de la devoción de ella, que pasa todo el día en la casa durmiendo y leyendo, y se acuesta con él de vez en cuando con ternura, sin desprecio. A los dos años la chica se va y lo deja. Después entendemos la verdad: ella estaba enamorada de la biblioteca del escritor, no del escritor, y se quedó todo el tiempo que le llevó leer sus libros.

Tuve durante diez años mi biblioteca desparramada en distintos lugares. Mis libros iban y venían según mi estado civil y mis metros cuadrados. En cajas, en roperos ajenos, guardé primero, creo, los libros de teoría y ensayo, después en bolsas de consorcio la narrativa que no fuera latinoamericana, después me quedé solo con la literatura argentina, pero al final la ficción también terminó en una baulera oscura... De lo que nunca pude despegarme fue de mis libros de poesía en castellano que me acompañan a todos lados, como el árbol de Basho que él llevaba consigo en cada mudanza.

Intenté varios sistemas que fallaron. En una época tuve doble fila de libros en los estantes, pero no funciona porque el libro que no se ve no se lee. Guardé libros abajo de la cama, pero eso tampoco es práctico y además provoca pesadillas. A veces imagino una casa con un piso flotante y abajo guardados los libros en escotillas traslúcidas. Sería una linda biblioteca.

Ahora estoy logrando reunir todos mis libros disgregados, rebobinar mi atomización. Sé que puede no parecer motivo para la felicidad, pero estoy enamorado de mi biblioteca, de hecho me tolero solo gracias a mis libros. Hace poco murió un amigo de quien todavía no pude escribir una sola línea porque ninguna partícula de mi persona se cree realmente que él ya no esté. El asunto es que, cuando mi amigo ya sabía que se estaba muriendo, dijo que si tuviera que elegir un epitafio sería esa frase de Pearsall Smith: “Some people say life is the thing. I prefer reading”. Que se podría traducir como: “Algunos dicen que lo importante es vivir. Yo prefiero leer”.



Perfil, 10 de agosto de 2012



Retrato de mi biblioteca, por María Luque, 2016.