17 de septiembre de 2007

Revista Rigoleto - 3 textos


Al costado de la vía
acostaron un cartel
de NO AVANZAR,
en la ventanilla del tren
que pisa las monedas obsoletas
me seco la saliva que dejan
caer, como gotas en cascada,
(un dos) tres nenas
desde aquel puente negro, se ven
los hoyitos,
las curvas,
del CLUB
de Golf
(conforme
seguimos, a todo
se lo come el horizonte)
PRECAUCION
Paso a nivel
SI PARA SERÁ DEPORTado…
Ahí
veníamos seguido (a coger)
desde que apareció (en telediario)
la mujer abusada,
entre esos tamariscos
todavía sigue (me saluda)
la bolsa negra que anudamos.

Milton López

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No hay nada aquí:
solo unos días que se prestan a pasar
solo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmerso en el vivir.
Después mirar la realidad
y nada más; y nada más.

Silvio Rodríguez

Siempre que el Perro se cae, se muere. Y después compramos otro perro, que se vuelve a caer, se muere y después compramos de nuevo otro perro. Papá dice que mejor es comprar las rejas que faltan en el balcón, pero Mamá dice que para eso con esa plata compramos otro perro, y se ponen a gritar y a discutir, y papá siempre termina diciendo que después de todo es solo un perro más, y que no vale la pena armar tanto quilombo por un Perro de mierda. Y mamá agarra , sale con su auto, y me trae otro perro. Y yo me pongo a pensar qué nombre le puedo poner al perro mientras juego con el perro, pero enseguida el Perro va al balcón, se cae, y se muere. Así que yo le digo Perro, y nada más.

Gabriel Anderete


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Sentados en caminito, rodeados de colores no combinados, miramos un colectivo, lustrado y con sapitos, y reímos.-Qué capo ese colectivero.

Vos mirás tus pies y yo tus manos, que no son tan pequeñas y tienen sus dedos quemados por la insistencia del golpe sobre un bombo porteño.

Tu lucha. Tu pelo semilargo y joven. Tus dedos tapados con curitas. Tu pequeña mano. Tus ojos llenos de luces. Tu sonrisa que se niega a ser.

Y me contás, todo lo que haces y todo lo que es ese lugar donde vivís y La Boca en la que naciste. Puteas a Macri y me decís que me apure, porque a esa hora no podés andar conmigo, con una chica como yo, por ahí. Y tenés tanta razón. Y estás tan cansado de todas tus razones, y me señalás a alguien que duerme bajo la autopista y volvés a putear a Macri.

Caminamos y no soltás mi mano, ni siquiera cuando la meto en mi bolsillo. Empieza a hacer frío y subimos a un bondi que viste que tiene toda la onda. Metés esas monedas que no te sobran, porque tu papá es un empleadito, y me dejas elegir un asiento junto al tuyo. Y nos besamos y sabemos que la Buenos Aires es linda, y nos volvemos a besar y acomodo tu pelo semilargo, que tapa esos grandes rasgos en tu pequeña cara.

Nos despedimos y lo lamento. Me decís que me quede a vivir ahí. Me río. No contesto.
-Escribime
Pongo la tarjeta.
-Avisame si andás por acá
Cruzo el molinete.
Me pierdo entre la gente,
Te pierdo entre la gente,
Desaparecemos.
Adiós


Mariela Gouric
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